Este 30 de marzo de 2023 se cumplieron 108 años del natalicio de Arsenio Erico.
El paraguayo sigue siendo el máximo goleador de la historia del fútbol argentino.
Un goleador sin igual. Un hombre que ató para siempre a su nombre como sinónimo de grito, de fiesta, de alegría. Un apellido que estuvo ligado a dos camisetas que cruzaron su pecho y su historia: Nacional de Asunción e Independiente de Avellaneda.
Nació en la capital de Paraguay el 30 de marzo de 1915 y con sólo 15 años debutó en la primera división de Nacional. En 1932 jugó por primera vez en suelo argentino (en una serie de partidos amistosos), deslumbrando a los entrenadores de dos de los clubes más grandes de Argentina: River Plate e Independiente. El fútbol en este país recién estaba dando sus primeros pasos en el profesionalismo, que había comenzado en 1931.
La fecha del 6 de mayo de 1934 estaba grabada en rojo en el almanaque. Ese día debutó oficialmente con la camiseta de Independiente, en un empate a dos goles con Boca Juniors como visitante. Una semana después, el 13 de mayo, comenzó el romance con la neta. Anotó sus dos primeros goles en la victoria por 3-1 en casa sobre el Chacarita.
Tanto en 1934 como en 1935, Independiente fue subcampeón de Boca Juniors, hasta que, en 1937, Erico produjo una tremenda explosión al marcar nada menos que 47 goles en 34 partidos disputados, siendo el máximo goleador indiscutible de la competición. Repetiría esta hazaña en los dos siguientes torneos con altísimas puntuaciones: 43 en 1938 y 40 en 1939.
Precisamente en 1938, sus logros llevaron a Independiente a conquistar el primer título de su historia. Quedó en el recuerdo como uno de los mejores equipos de fútbol argentino de todos los tiempos, anotando 115 goles. Erico compartió plantilla con otras leyendas como el portero Fernando Bello y sus compañeros de ataque Vicente de la Mata, Antonio Sastre y José Zorrilla.
El grito de campeón se repitió en 1939, cuando Independiente llegó a ganar 12 partidos consecutivos. Una vez más, el extraordinario delantero paraguayo encabezó la tabla de goleadores con 40 goles.
El regreso a casa.
Luego de algunos desencuentros con la directiva, decidió regresar a su tierra natal para darse un placer inmenso: ganarle el campeonato a su amado Nacional, que lo llevó al Olimpo de la idolatría de este club.
En 1943 regresó a Independiente y jugó algunas temporadas más en El Rojo, hasta 1947, cuando fue transferido a Huracán, donde llegó lesionado y apenas disputó 7 partidos.
Es una mueca del destino, su último partido en el fútbol argentino fue ante Independiente en Avellaneda, con derrota por 3-0. Fue una despedida, pero fue una despedida provisional. Su imagen, su estirpe de delantero único, se había perpetuado para todos los tiempos.
Con absoluta justicia, el club de Avellaneda le puso su apellido a una grada y Nacional de Asunción, juega sus partidos en el estadio que también lleva su nombre. Para que don Arsenio pueda seguir gritando goles desde ahí.
Fuente imágenes: Twitter CONMEBOL .
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