8 de marzo de 2023

El tenista de 93 años que sigue entrenando por su cuenta.

Posted By: Hugo Rep - marzo 08, 2023

 

Cristóforo Jesús Paz, el tenista de 93 años que se quedó sin rivales y entrena con 'chicos' de 80 y tantos.

Se inició en el tenis a la edad de 45 años y nunca ha dejado de hacerlo desde entonces. Alcanzó el cuarto puesto del ranking mundial en su categoría y en septiembre tiene previsto jugar un torneo +90 en Mallorca para que lo vean sus hijos.

Mucha gente que ve jugar a Paz le pregunta la receta de tanta vitalidad. No piensa en el retiro y entrena como siempre en el Club Núñez.

La ola de calor no da tregua y hacer cualquier actividad al aire libre pesa como una condena. Son las cinco de la tarde, el termómetro marca 33° y el sol ya hace rato que golpea implacablemente. En el Club Atlético Comercio, en el barrio bonaerense de Núñez, un grupo de adolescentes de entre 15 y 20 años se entrena frente al frontón que está justo al lado de las canchas de tenis. Los jóvenes, comprensiblemente abrumados, se detienen para hidratarse. Pero el sonido de la raqueta golpeando la pelota no deja de resonar. Solo contra el frontón, un hombre desata su drive con la pared como un oponente implacable. La bola de peluche amarilla siempre vuelve. Y Cristóforo Jesús Paz, centrado y con 93 años, sigue el ritmo. “Necesitaba relajarme”, le dice a Clarín antes de contar su increíble historia de vida.

La primera pregunta, la pregunta del millón, es cómo sigue jugando al tenis. No es para todos, por supuesto. Y Paz, con un tono de voz pausado y paciente, revela que muchas personas que lo ven sobre la arcilla quedan asombradas por su vitalidad y le preguntan con insistencia cuál es su receta. Pero no tiene respuestas: "De vez en cuando me dicen: '¿Cómo lo haces? Es algo que me sale dentro. No me importa nada, para nada. Yo creo que es por el indio". sangre", se jacta con una sonrisa mientras disfruta de una taza de café con Estela, su esposa.

Paz creció en un ambiente de absoluta humildad en un pueblo cercano a la capital de Santiago del Estero. Vivía en una pequeña casa con sus padres y sus ocho hermanos, con quienes trabajaba desde muy joven en diferentes actividades rurales. Eran hacheros, hacían carbón y también cuidaban animales. E insiste en que su vitalidad y la posibilidad de seguir disfrutando del tenis como protagonista puede tener algo que ver con su ascendencia. “Lo que pasa es que soy hijo de un aborigen. Mi padre fue criado por los chiriguanos (también conocidos como Ava Guaraníes, que vivieron durante mucho tiempo en el norte de Argentina).

A los 20 años llegó a Buenos Aires y allí empezó una nueva vida. Primero trabajó en una empresa petrolera y luego se incorporó a Gas del Estado. El fútbol, ​​como la mayoría de la gente, era su deporte favorito. Sin embargo, no fue hasta los 45 años, por invitación de unos compañeros de la oficina, que conoció el tenis. Y nunca más se dio por vencido.

En ese sentido, reconoce que con los años se ha vuelto un poco más consciente de la salud. “Llevamos un tiempo cuidándonos. Pero cuando éramos jóvenes comíamos normalmente. Quizá ahora, después del cambio nutricional, ya que somos mayores, hemos empezado a comer menos carne, más fruta, más verdura. ?Come normalmente. Aunque los sábados se junta con los chicos y todos comen más de lo habitual", le desafía Estela ante la mirada cómplice de su pareja. Tienen dos hijos, Marcelo, abogado, y Patricia, profesora universitaria, que actualmente viven en Estados Unidos.

En los últimos años, sin embargo, Paz ha disminuido un poco el ritmo que tenía cuando tenía 80 años. “Últimamente solo juego por la mañana los fines de semana. Solía ​​jugar por la mañana, por la tarde, a cualquier hora. Podía jugar dos o tres veces por la mañana cuando echaba de menos a alguien. No me cansaba”, confiesa sin dar muestras de haber estado mucho tiempo golpeando fuerte la pelota contra el frontón bajo el sol y con su particular raqueta -tiene un aro diferente y eso le permite tener más potencia-.

Estela sabe lo que significa el tenis en la vida de Jesús y es consciente de lo que genera en su estado de ánimo. Encontró en el tenis lo que lo hace feliz, porque hoy en día es lo que lo mantiene conectado, al margen de su familia. Con el tenis tiene algo que es solo suyo. Tanto es así que a sus 93 años está enganchado a la vida. Le encanta venir al club”, dice la mujer, una jubilada de 77 años que trabajaba como coordinadora de gimnasia expresiva y yoga.

Y Paz asiente: "Mi familia sabe que puedo hacer todo en el tenis que no puedo hacer en la vida cotidiana. Además, hay mucha gente que me quiere, que me ayuda y me respeta. Yo los respeto a todos, y sobre todo a mis oponentes. Es importante tener respeto por ellos incluso si eres superior. No tienes que enojarte. El tenis me da toda la felicidad. Fuera de la cancha puedo hacer cosas pero entro a la cancha y sentirse completo".

Cuidado. El deporte no es solo un pasatiempo. Paz también es un gran jugador, un competidor que participa en el Circuito Senior de la Asociación Argentina de Tenis y también se atreve a probar suerte en torneos en el exterior. En 2020, con 90 años, alcanzó su mejor puesto en el ranking de la Federación Internacional de Tenis. Fue cuarto en su categoría. Actualmente, se encuentra en el puesto 22 entre los +90, aunque prácticamente no tiene rivales. “Ahora juego con los 85 porque ya no hay más 90”, lamenta.

Con el mismo ritmo con el que golpeaba la pelota antes de la entrevista, Paz nos cuenta algunas de sus preocupaciones. En los últimos meses comenzó a sentir sus primeros dolores y un poco de cansancio en su cuerpo. Ella dice que es el resultado de una pérdida natural de masa muscular. Quizás sea uno de los muchos daños colaterales de la maldita pandemia. El coronavirus también le ha impedido viajar y ver a sus hijos con más frecuencia. "No soy de las lesiones. Es solo ahora. No sé qué le pasa a mi pantorrilla que me duele. Últimamente he estado sintiendo dolores y me estoy cansando más. Esto ha estado sucediendo durante un año. Pero es lo correcto", explica, todavía asombrado y con una protección, una especie de muñequera, en la zona afectada.

Y redobla la apuesta: "Nunca pensé en renunciar. Si no puedo competir, todavía tengo a alguien que siempre me está esperando -y mira el frontón-. Estaba pensando en una persona que me diera comida que me permitiría recuperarme un poco mejor. Quiero jugar más. En agosto o septiembre hay un +90 en Mallorca, España. Estoy pensando y quiero ir, aunque no sé si voy para poder hacerlo.

Imágenes fuente: Clarín Deportes.

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A proposito de Hugo Rep

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