El desarrollo que ha experimentado el fútbol femenino no es obra de la casualidad. Es fruto del esfuerzo de miles de niñas y jóvenes amantes del fútbol y que durante décadas han enfrentado -y vencido- prejuicios y exclusiones. Reconocemos a todas las mujeres como verdaderas guerreras que han crecido en la adversidad, y que con su determinación y perseverancia están liderando el presente del fútbol sudamericano, colocándolo en el lugar que le corresponde.
La CONMEBOL ha acompañado esta expansión. Desde 2016, el fútbol femenino se ha convertido en una de las prioridades de la Confederación, con una estrategia clara encaminada a formar nuestro talento, dar visibilidad y potenciar las competiciones a través de programas de desarrollo en las categorías formativas, con inversiones en infraestructura y con la asignación de importantes premios en clubes y torneos de selecciones nacionales. La CONMEBOL ha incluido cuatro nuevas competencias en su calendario y además resolvió que la CONMEBOL Copa América Femenina se celebre cada dos años a partir de esta edición.
Las estadísticas del salto del fútbol femenino son claras y lo demostró una CONMEBOL Copa América Femenina más competitiva y con más proyección. En la edición de 2018 hubo una asistencia de 48.906 espectadores, cifra que se elevó a más de 160.000 en la edición de 2022. En 2018 no se repartieron premios económicos, mientras que hoy la CONMEBOL reparte USD 2.000.000. Este año la transmisión de los partidos llegó a 141 países y en 2018 apenas llegó a 4 territorios.
Nuestros torneos abren las puertas al mundo. Un claro ejemplo es la importante presencia sudamericana en el Mundial Femenino Sub-20, que se ha celebrado en Costa Rica con la gran actuación de las selecciones de Brasil y Colombia. Y en octubre nos espera la CONMEBOL Libertadores Femenina con la participación de 16 clubes en Quito y el Mundial Sub-17 Femenino, en el que nos representarán las selecciones de Brasil, Colombia y Chile.
Trabajamos inspirados en una convicción: el fútbol es siempre fútbol, la magia y la pasión son las mismas, jueguen niñas, niños, jóvenes, hombres o mujeres. La alegría del gol, la emoción de un penalti, la garra puesta al disputar un balón, no conocen géneros. Lo mismo ocurre en el fútbol femenino que en el masculino, sobre todo en el continente sudamericano, donde este deporte es parte esencial de nuestra cultura.
Este es el camino para que Sudamérica ocupe el lugar de potencia mundial al que está destinada por su historia, su capacidad, su esfuerzo y su pasión. Con perseverancia y talento, las niñas y mujeres de Sudamérica conquistarán el mundo.
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