Andrés Escobar fue uno de los grandes marcadores centrales de la historia del fútbol colombiano. En el Mundial de 1994 marcó un gol contra Estados Unidos. A los pocos días fue asesinado en Medellín. Tenía 27 años.
La imagen tiene lugar en Villa Crespo, en un amplio bar, acondicionado para recitales. En el centro, en lo alto del escenario, un grupo llamado Viejo Fumando invita a cantar a coro a la gente de abajo, quienes, abajo, aplauden y se suman: “Y tienes que salir/lo que sea que suena de fondo”. Es el estribillo de un homenaje que asombra: la canción está inspirada en Andrés Escobar, el futbolista colombiano que fue asesinado a los 27 años, pocos días después de marcar un gol en contra en el Mundial de 1994, contra el local de Estados Unidos. .
La canción sigue bajo el cielo de Buenos Aires: "Gobiernos de tumba, cuerpos de tumba / amenazas al 'Barrabás' / Es que si juega, su familia muere / un claro mensaje mafioso / el gol en contra tras el mal debut / los condena a volver a su casa / con la vergüenza de ser el primero, / "Tienes que dar la cara, / cuando vengan a verme. Se produce el segundo asombro: casi todos los presentes en el recital saben quién es. Una certeza: Escobar es un recuerdo que late, y que también se escucha.
Andrés Escobar Saldarriaga jugaba al fútbol mejor que muy bien. El apodo decía quién era: El Caballero. Formó parte de una generación de futbolistas (como Carlos Valderrama, René Higuita o Leonel Alvarez) que cambiaron la mentalidad de este deporte en su país. Escobar era un marcador central, alto (medía 184 centímetros), preciso, con un buen juego aéreo, pero sobre todo simpatizante y militante de la cabeza levantada y el balón contra el suelo. Participó en el Atlético Nacional a finales de los 80 y principios de los 90, quizás el mejor equipo colombiano de la historia. En ese momento fue campeón de la Liga, la Libertadores y la Interamericana. En la final intercontinental de 1989, el imponente Milán de Arrigo Sacchi tardó hasta el último suspiro de la prórroga en vencerlo.
Había destacado en aquel Mundial de 1990 que tuvo a Colombia como una de las revelaciones. Llevaba el número dos a la espalda en aquellos días en que El Equipo Cafetero se convertía en un atractivo: para pasar a octavos jugaba contra Alemania -finalista en México 1986 y luego campeón en Italia- y lo empataba en un final épico. Luego vino el error de Higuita ante Camerún y el adiós en octavos. Lo que siguió a esa eliminación fue lo mejor del fútbol colombiano: con un partido que mereció aplausos, se alzó como candidato para muchos tras vencer a Argentina (5-0 en el Monumental, por las Eliminatorias). La posterior, ya en el Mundial de 1994, fue una sucesión de golpes. Dos derrotas, eliminación anticipada y, de vuelta, tragedia.
El periodista Daniel Coronell lo escribió en la revista colombiana Semana: “Andrés Escobar tenía 27 años cuando lo mataron. En la madrugada de aquel sábado 2 de julio de 1994, Humberto Muñoz Castro dejó vacante el tambor de un calibre 38 largo en el espalda del futbolista. Ocurrió en el estacionamiento de una discoteca de Medellín donde Andrés había ido a conversar con unos amigos y tratar de olvidar el gol en propia puerta que había marcado diez días antes en el Mundial de Estados Unidos". El asesino le disparó doce veces. Y tras cada disparo gritaba su feroz ironía, esa crueldad: "Golazo".
Tiempo antes, Escobar había tenido un altercado con los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao -patrones de Muñoz Castro, ambos sospechosos de vínculos con el narcotráfico y paramilitares- por ese objetivo. Lo trataron mal mientras El Caballero del Fútbol intentaba explicarles que en el fondo era un juego y que había sido un error. No lo entendieron. Escobar abandonó el lugar. Ellos lo siguieron. Un par de minutos después, en el estacionamiento, solo se escuchaban los disparos del crimen.
Ricardo Silva Romero, crítico de cine y columnista del diario El Tiempo, escribió en 2009 una novela titulada "Autogol" en la que retrata aquellos días de 1994. En una entrevista, a modo de presentación de su libro, le preguntaron: "Haz ¿usted cree que los colombianos nos hemos olvidado de Andrés Escobar?" Su breve respuesta sonó mucho a una invitación a la reflexión: “Creo que el día que lo recordemos de verdad, el día que lo que le pasó no deje de sacudirnos, tendremos algo más de nación”.
Fuente: Clarín Deportes .
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