La abundante dialéctica comercializadora del fútbol como industria del espectáculo.

La copiosa dialéctica mercantilizadora del fútbol como industria del espectáculo ha hecho mucho para que así parezca, a medida que se fueron formando más y más creyentes en la posibilidad de hacer del fútbol una actividad factible de ser mecanizada.

Pero mientras tanto, el fútbol es siempre un solo fútbol -el de los jugadores y sus impredecibles arrepentimientos por sí mismos- a pesar de las distintas etiquetas con las que se pretende transformarlo en "moderno", "estratégico", "práctico", "táctico". ", "planeado" y una serie de otras etiquetas, "planeado" y una serie de contenidos "nuevos" similares que no logran cambiar la realidad que el triunfo que todos anhelan, como la mejor manera de jugar que lleva al triunfo. , sigue siendo patrimonio exclusivo de lo que el jugador (y nadie más) logra conseguir en la mayor medida que las pocas ideas fijas que el ritmo de un balón jugado entre veintidós "salen" le permiten aplicar. ... seres humanos sujetos a los dictados muy arbitrarios de lo imprevisto.

Dentro de esta realidad inalterable del fútbol de cualquier época y generación, los hombres que "más saben de fútbol" también han ido cambiando de nombre. Pero, desafortunadamente, cuanto más cambiaron, menos los hombres que, de hecho, parecen ser los que "más saben de fútbol" han tenido un impacto en el juego.

Inicialmente, bajo denominaciones más propias de la humildad y la modestia, propias del talento, podían trabajar los poseedores de los mayores conocimientos futbolísticos.

Impactaron en algún aspecto. Luego, bajo denominaciones más propias de la instalación de un espectáculo, más que de una racionalización del trabajo para un deporte profesional, esos mismos hombres fueron suplantados por la sonoridad de las denominaciones pomposas y artificiales, que se asociaban a los hombres que, con más audacia que talento, copiaron los cargos de un magisterio inexistente bajo apariencias de "directores técnicos", asimilados al fútbol como instrumentadores de la inédita automatización de la espontaneidad, que hoy se pretende hacer creer que conforma un supuesto " fútbol moderno". Siempre "viejo". Siempre el fútbol, ​​el único, el bueno o el malo. La de los jugadores.

Fuente de la imagen: Perfil .

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