Los mundiales de fútbol son una ruina económica: desde el de Inglaterra en 1966, los torneos acumulan pérdidas de casi 17.000 millones de dólares, asumidas en su gran mayoría por los países organizadores
De manera sutil, se podría decir que los mundiales de fútbol no son eventos económicamente viables. La realidad, sin embargo, los sitúa más bien al nivel de negocios ruinosos, con un déficit estructural que, edición tras edición, deja pérdidas millonarias que serían inasequibles para un organismo como la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, por sus siglas en inglés). Inglés). ).
Los datos provienen de una actualización publicada este año de un estudio que analizó la sostenibilidad de los Juegos Olímpicos en la revista científica Nature (“An Evaluation of the Sustainability of the Olympic Games”, Müller et al., 2021). La década de los sesenta es la década de inicio porque coincide con una expansión en el tamaño de estos eventos, con el desarrollo de la retransmisión en directo por satélite y las intervenciones urbanas, y porque la disponibilidad de datos relacionados con ediciones anteriores es más limitada.
En este sentido, cabe señalar que el estudio solo incluye costes e ingresos directos, es decir, claramente atribuibles a la celebración del Mundial, por lo que partidas como la construcción de infraestructuras generales -transporte, alojamiento, etc.- o la se han excluido los beneficios de la hostelería, mucho más difíciles de delimitar y cuantificar.
Los datos provienen de una actualización publicada este año de un estudio que analizó la sostenibilidad de los Juegos Olímpicos en la revista científica Nature (“An Evaluation of the Sustainability of the Olympic Games”, Müller et al., 2021). La década de los sesenta es la década de inicio porque coincide con una expansión en el tamaño de estos eventos, con el desarrollo de la retransmisión en directo por satélite y las intervenciones urbanas, y porque la disponibilidad de datos relacionados con ediciones anteriores es más limitada.
En este sentido, cabe señalar que el estudio solo incluye costes e ingresos directos, es decir, claramente atribuibles a la celebración del Mundial, por lo que partidas como la construcción de infraestructuras generales -transporte, alojamiento, etc.- o la se han excluido los beneficios de la hostelería, mucho más difíciles de delimitar y cuantificar.
Hasta la fecha, el único Mundial que ha dado beneficios desde los años 60 es Rusia en 2018, pero en Qatar, que ya es la segunda edición más cara de la historia si tenemos en cuenta la inflación, lo más probable es que vuelvan los números rojos.
Las autoridades qataríes, sin ir más lejos, estiman que la inversión en torno a la organización del Mundial de 2022 ha requerido más de 200.000 millones de dólares, aunque solo se han destinado 6.500 a la construcción de estadios -la FIFA desembolsará 1.696 millones a la organización para este -. Por el camino, la dictadura del Golfo Pérsico ha aprovechado para ampliar su oferta hotelera y de ocio, remodelar toda su red viaria y construir un nuevo ferrocarril, proyectos que forman parte de la estrategia Qatar 2030, un plan de desarrollo que pretende hacer del país árabe "una sociedad avanzada capaz de lograr un desarrollo sostenible" para esa fecha.
Pero si Qatar, una petromonarquía autoritaria sin apenas tradición futbolística, ha dedicado tantos recursos y esfuerzos a la celebración del Mundial -su elección destapó una trama de corrupción y soborno que afectó a la cúpula de la FIFA- es porque el impacto de la cita mundialista va más allá de las cifras económicas. Y es aquí donde radica otra de las razones que mantiene vivo el torneo deportivo más importante del mundo: su organización es también una forma de soft power, una pequeña ventana adulterada a la realidad de un país que suele traducirse en la llegada de nuevos inversores. . y turistas, pero también jugosos beneficios políticos para los círculos de poder.
No es, después de todo, nada nuevo. La Copa del Mundo celebrada en Argentina en 1978 ya sirvió para lavar la imagen internacional de la dictadura militar que sufría el país latinoamericano. La de Rusia en 2018, también bajo sospecha por la trama de soborno y corrupción en torno a la adjudicación de sedes en 2010, para asentar la imagen y el poder del régimen de Vladimir Putin.
Fuente: Serey.Espero que esta publicación te haya gustado. Si tienes alguna duda, consulta o quieras complementar este post, no dudes en escribir en la zona de comentarios. También puedes visitar Facebook, Twitter, Google +, Linkedin, Instagram, Pinterest e Feedly donde encontrarás información complementaria a este blog. COMPARTILA EN!
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