Un partido entre Brasil y Argentina, y más si es de un Mundial, siempre es algo especial.
Da igual el deporte. Importan la pasión, el triunfo... y el honor de los dos países. Ganó la canarinha 85-65, pero la albiceleste no decepcionó a nadie.
El Palacio de los Deportes de Madrid fue testigo de una de esas citas que trascienden del parqué. Un partido de codos afilados, miradas desafiantes, defensas agónicas y... baloncesto, mucho baloncesto.
Argentina empezó lanzada ante un equipo brasileño mucho más poderoso en los físico y plagado de jugadores NBA. Prigioni se reencontró con el Palacio con un 3 de 3 en triples y Campazzo se presentó a su nueva casa de forma explosiva, haciendo buena la definición que Fernando San Emeterio hizo de él en la redes sociales, "Chicho Terremoto" (mítico dibujo animado pequeño y muy jugón). 13-21 fue la ventaja de la albiceleste al final del primer cuarto, pero Brasil es mucho Brasil, y su nivel físico es casi incontestable.
Conforme Julio Lamas se veía obligado a rotar para dar aire a sus estrellas, la canarinha la hincaba el diente al partido a base de músculo. La magia de Campazzo, la inconsumible eficacia de Prigioni, la anarquía triplística de Leo Gutiérrez y una defensa titánica de la segunda unidad sirvieron para aguantar el tirón brasileño hasta el descanso, pero muy a duras penas (33-36).
En la reanudación Brasil salió con un 9-2 de salida que les puso el marcador en franquicia. Con 44-39 Lamas pidió tiempo muerto para intentar cambiar el rumbo del partido, pero era cuestión de piernas... y en eso Argentina no puede con los Rubén Magnano. En defensa y en ataque cada argentino era sensiblemente inferior, en lo físico, a su par. Y se notó.
Con Raulzinho Neto al timón, flamante timón del UCAM Murcia, Brasil impuso su físico y puso tierra de por medio en un tercer cuarto argentino para el olvido. 57-49 y... 32 rebotes brasileños frente a 24 de Argentina al final del tercer cuarto.
A pesar de su inferioridad física Argentina lo intentó todo, nadie se lo podrá reprochar, pero cuando no se puede no se puede. Brasil tiene un equipazo capaz de ganar a cualquiera, y lo demostró. Splitter, Marquinhos (menudo jugador), Nené Hilario, Leandrinho Barbosa, Huertas, Neto y compañía ya esperan a Serbia.
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