River goleó a Tigres en el Monumental y conquistó América.
Ganó la Libertadores después de 19 años.
Se impuso por 3-0 con goles de Alario, Sánchez -de penal- y Funes Mori y se quedó con la Copa por tercera vez en su historia.
En diciembre jugará el Mundial de Clubes en Japón.
La lluvia le pone el broche de oro a una noche de gloria. Se abrazan todos. En la popular, en la platea y en el campo de juego. Fernando Cavenaghi parece un nene corriendo por toda la cancha.
Marcelo Gallardo, que por estar suspendido no pudo seguir el triunfo desde el banco, aparece en escena como el gran artesano de este logro.
Lucas Alario, el sorpresivo goleador que abrió un juego trabado, no puede contener las lágrimas. Se suman Saviola y Lucho González. River campeón. Conquistó América. Volvió a lo más alto del continente después de 19 años en los que supo superar todos los obstáculos posibles. Es tiempo de festejar.
El grito final llegó con un 3-0 contundente ante Tigres, con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez, de penal, y Ramiro Funes Mori. Y el merecido "Dale campeón" brotó de la multitud que copó el Monumental.
Más de 60 mil personas, once jugadores, 19 años de espera. Millones mirando por televisión. Y una Copa, tantas veces esquiva en la historia de River, esperando ahí, al costado del campo de juego. El recibimiento de los hinchas estuvo acorde con el evento. Fuegos artificiales, humo, bengalas, papelitos, globos y un canto ensordecedor para recibir a los elegidos. Tigres, entraba a la par, pero parecía un mero invitado a la fiesta.
La lluvia le pone el broche de oro a una noche de gloria. Se abrazan todos. En la popular, en la platea y en el campo de juego. Fernando Cavenaghi parece un nene corriendo por toda la cancha. Marcelo Gallardo, que por estar suspendido no pudo seguir el triunfo desde el banco, aparece en escena como el gran artesano de este logro. Lucas Alario, el sorpresivo goleador que abrió un juego trabado, no puede contener las lágrimas. Se suman Saviola y Lucho González. River campeón. Conquistó América. Volvió a lo más alto del continente después de 19 años en los que supo superar todos los obstáculos posibles. Es tiempo de festejar. El grito final llegó con un 3-0 contundente ante Tigres, con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez, de penal, y Ramiro Funes Mori. Y el merecido "Dale campeón" brotó de la multitud que copó el Monumental.
Más de 60 mil personas, once jugadores, 19 años de espera. Millones mirando por televisión. Y una Copa, tantas veces esquiva en la historia de River, esperando ahí, al costado del campo de juego. El recibimiento de los hinchas estuvo acorde con el evento. Fuegos artificiales, humo, bengalas, papelitos, globos y un canto ensordecedor para recibir a los elegidos. Tigres, entraba a la par, pero parecía un mero invitado a la fiesta.
Empezó a rodar la pelota y todo lo externo quedó de lado. Con Marcelo Gallardo suspendido y Matías Biscay en el banco, River salió a imponer presencia. Con Leonardo Ponzio como bandera, copando el medio y cargando el juego por derecha con Carlos Sánchez y Camilo mayada, que se proyectaba.
El partido se jugó con dientes apretados y pierna fuerte. Un patadón de Lucas Alario en el arranque fue amarilla pero podía haber dejado al equipo con diez. Del otro lado, cuatro jugadores de Tigres fueron amonestados en los primeros 25 minutos.
El aliento del público mutó en nerviosismo al compás del reloj. Guido Pizarro empezó a manejar los hilos del equipo visitante. Y en River Nico Bertolo quedaba muy lejos de Carlos Sánchez y no había triangulaciones. En ese escenario, las más claras fueron de Tigres.
El francés Gignac dejó a Rafael Sobis cara a cara con Barovero pero el brasileño no controló la pelota y perdió una posibilidad muy clara. Después en una gran jugada de Jurgen Damm por derecha, enganchó y le sirvió el remate a Gignac, que no logró conectar en el corazón del área.
Parecía que el primer tiempo se iba con el resultado en cero. Pero bajo la lluvia del Monumental, Leonel Vangioni rompió el molde. A los 44 minutos, el zurdo cruzó el mediocampo, avanzó, aguantó ante la marca, giró y gambeteó con caño incluido a Damm. Con la cabeza levantada, sacó un centro exacto, con rosca al primer palo, para el anticipo perfecto de Lucas Alario que se tiró de cabeza al gol: 1-0. Estalló el estadio. Un grito de desahogo, un abrazo interminable para soltar los nervios contenidos.
En el segundo tiempo, River le cedió la pelota a Tigres y se paró 10 metros más atrás. Pero el dominio de los mexicanos llegaba hasta tres cuartos. Ahí aparecía Funes Mori, de muy buena final, para anticipar. O Kranevitter para completar el triángulo con los centrales y generar superioridad numérica.
Tigres tuvo una nueva chance y otra vez volvió a fallar. Y allí, en ese cabezazo que no conectó Aquino se terminaron las ilusiones. River volvió a aprovechar su momento. A Carlos Sánchez le cometieron el penal y el uruguayo agarró la pelota para poner con un derechazo seco al palo izquierdo del Patón Guzmán el 2-0. Y enseguida llegó el tercero, de cabeza de Funes Mori, como un buen premio al defensor central, de gran labor.
A falta de diez minutos, los hinchas transformaron en palabras el sueño que se había demorado 19 años. "Dale campeón". Los cuatro costados se fueron sumando. Y el cierre fue a toda orquesta.
Con gorros, remeras, cotillón, vuelta olímpica y una celebración interminable. Con una bandera de Japón moviéndose de un lado al otro y advirtiendo que para River la fiesta recién empieza.
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