Copa del Mundo de Basketball España 2014: un Ricky mágico lidera a una España lanzada.

España, magníficamente dirigida por Ricky Rubio (12+4+6+7) y liderada por Pau Gasol (20+4), se impuso 73-89 a Serbia en el partido que cerraba su primera fase como líder del Grupo A antes de su cruce de octavos contra la sorprendente Senegal

Es un artista que toca casi todos los palos, aunque a veces desafine algo en los tiros. Ricky Rubio es el hombre orquesta de España. Imaginativo en ataque y voraz en defensa, siempre suele dejar su impronta en los partidos, aunque no siempre sea tan visible como ayer.

Firmó 12 puntos, 7 robos, 6 asistencias, 3 rebotes y 20 de valoración en el trabajado triunfo de España ante Serbia. Con él en cancha, el parcial favorable a España fue de +33. Su magia hizo volar a sus compañeros —aunque en el truco quedasen de manifiesto sus hilos— y acabó por hacer desaparecer a los serbios.

Esta España tiene tantas amenazas que es casi imposibles controlarlas todas a la vez. Es un equipo en el que sus pívots te matan por dentro o desde el triple, y en el que cualquiera de sus exteriores te descose las costuras en cuanto les das un metro. Si te tapas por arriba, te dejas al aire los pies. Y viceversa. No hay manta para tapar tanto talento.

La puesta en escena de España fue sencillamente brillante. Un triple de Rudy, un contraataque conducido por los hermanos Gasol —sí, dos tipos de 2,15 m— y culminado por Marc, y poco después un triple del mediano de la saga anunciaban la puesta en funcionamiento del rodillo rojo.

Resistencia serbia.

A los serbios se les venía el diluvio universal encima, pero echaron mano de su tradicional orgullo para revolverse gracias a Bircevic, que sacó de la pintura a Pau, y sobre todo a Teodosic (16-17, min 7). El genial base tiró del carro de su equipo como en sus mejores tiempos ante la aquiescencia de Ricky Rubio. El de El Masnou, algo gripado de inicio —luego fue el motor que revolucionó a su equipo— no pudo ponerle los grilletes a su par en ningún momento. Llull enmendó la plana a su compañero cuando salió.

Serbia aguantó el primer crochet español, pero empezó a tambalearse con el segundo. Es complicado para cualquier equipo aguantar el intercambio de golpes con España, porque siempre aparfecen uno o más jugadores que toman el relevo para seguir martilleando al rival. Y si aparecen de golpe Pau y Navarro, se pueden echar a temblar.

La Bomba está como si hubiese viajado al pasado en una máquina del tiempo. Ágil y tan certero como en sus mejores épocas. Y Pau, ansioso por ganar este Mundial, no se le queda arás. Cuando quiere marca diferencias. Y es obvio que quiere. Entre ambos fabricaron el despegue español (16-30, min 9), para cerrar un cuarto impoluto, con 11/14 tiros de campo.

Revulsivo Bogdanovic.

Serbia fue incapaz de parar el aluvión desencadenado por Navarro y Marc. La salida de Krstic, demasiado tullido como para sumar, no la ayudó (25-41, min 24). Sí lo hizo la de Bogdanovic, llamado a liderar a esta selección en un futuro.

Entre él y Teodosic hicieron la goma para acercar a Serbia (33-41, min 26).

España se diluyó con tres pequeños —Chacho, Calde y Llull— hasta que el de Villanueva de la Serena rompió la sequía con cinco puntos. Aunque los que rompieron definitivamente el partido fueron Pau y Ricky en cuanto volvieron a la cancha.

El pívot fue percutiendo en la zona serbia a su antojo y Ricky destapó el tarro de sus mejores esencias. Primero sacó un contraataque haciendo un caño a Raduljica que culminó con un triple de Calderón, y a continuación fabricó un alley-oop para que Rudy machacase. Él mismo generó las jugadas con su picardía defensiva. En un santiamén robó seis balones que rentabilizaron Navarro y Pau para establecer la máxima renta (37-62, min 33).

Sin jugar u partido memorable, había mandado a la lona a Serbia, que sólo evitó el K.O. cuando España desconectó en defensa y empezó a hacer virguerías innecesarias en ataque (66-76, min 35).

Lo solventó con una vuelta de tuerca en defensa y la aportación del omnipresente Ricky y de Marc (67-87, min 37). Sólo un par de trifulcas y las contínuas protestas de Djordjevic, que acabó expulsado con dos técnicas, alteraron el final.

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