Juegos Olímpicos Antiguos.
Los antiguos Juegos Olímpicos (llamados así por celebrarse en la ciudad de Olimpia) fueron fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en la antigua Grecia (776 a. C. - 392 d. C.) en honor a los dioses olímpicos. En ellos participaban los atletas, que debían ser ciudadanos y hombres, y que se entrenaban durante años en los gimnasios.
Existen muchas leyendas acerca del origen de los antiguos Juegos Olímpicos. Una de ellas asocia los primeros Juegos con el concepto de la antigua Grecia de ἐκεχειρία (ekecheiria) o tregua o paz olímpica. Uno de los mitos más populares identifica Heracles y Zeus, padre de los progenitores de los Juegos.
Según una leyenda citada por Píndaro, fue Heracles quien llamó "Juegos Olímpicos" a una serie de eventos deportivos en honor a su padre Zeus y estableció la costumbre de celebrarlos cada cuatro años además que persiste la idea de que después de completar sus doce trabajos, construyó el estadio olímpico en honor a Zeus.
Tras su finalización, se dirigió en línea recta de 200 escalones y llamó a esta "distancia Stadion" (griego: στάδιον, América: estadio "fase"), que más tarde se convirtió en una unidad de distancia. La fecha de comienzo de los mismos sirve como referencia al calendario helénico y se considera en el año 776 a. C., aunque las opiniones de algunos académicos la sitúan entre el año 884 a. C. y el 704 a. C.
A partir de entonces, los Juegos tomaron rápidamente una mayor relevancia en la antigua Grecia, alcanzando su cénit en los siglos siglo VI y siglo V a. C. Los Juegos Olímpicos tenían una importancia fundamentalmente religiosa, cuando las ciudades de estado griegas entraban en guerra y llegaba el tiempo de los juegos olímpicos, la guerra se suspendia para dar paso a los juegos por su profundo valor religioso y cultural. Con concursos alternados con sacrificios y ceremonias en honor a Zeus, (cuya estatua se alzaba majestuosamente en Olimpia) y a Pélope, héroe divino y rey mítico de Olimpia, famoso por su legendaria carrera de carros y en cuyo honor se celebraron.
El número de eventos aumentó hasta veinte, y las celebraciones se prolongaron durante varios días. Las primeras competencias se basaban en carreras a pie, y más tarde se fueron introduciendo la lucha; el pentatlón, prueba de varios eventos que incluía lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco y salto de longitud; el pancracio; las carreras de carros, y varias competencias artísticas como música, poesía y danza.
La llama olímpica se mantenía encendida en el altar de Zeus durante los juegos antiguos. Hoy día se enciende una antorcha por la acción de los rayos del Sol en Olimpia, y luego es transportada a la sede de los juegos olímpicos. En Olimpia se llegaron a celebrar 293 Juegos Olímpicos, hasta que el emperador cristiano Teodosio I los abolió el año 393 por considerarlos paganos.
Juegos Olímpicos Modernos.
Los Juegos Olímpicos Modernos fueron establecidos en su aspecto deportivo en 1896 por Pierre de Coubertin y hasta la actualidad siguen practicándose.
En 1829 el gobierno francés, y en 1875, el gobierno alemán, hicieron excavaciones para desenterrar Olimpia. En 1881 quedaron completamente descubiertas las ruinas.
Aunque siempre que se habla del renacimiento de los Juegos Olímpicos, el hecho se le atribuye a Francia y a Pierre de Coubertin que es llamado el padre de los Juegos Olímpicos Modernos, la verdad es que el primer intento se hizo en Grecia, gracias al entusiasmo de un griego llamado Evangelios Zappas, mucho antes de que se pensara hacerlo en Francia. Fue así que en Grecia se efectuaron los primeros Juegos Olímpicos Modernos el 15 de noviembre de 1859, el 15 de noviembre de 1870, el 18 de mayo de 1875 y el 18 de mayo de 1889.
El intento fracasó debido a la falta de entusiasmo y apoyo de otros países. Otro factor importante fue que el patrocinador no tenía muchas ideas de organización, a diferencia del Barón de Coubertin, que buscó a los líderes del atletismo escolar universitario y amateur del mundo, de quienes obtuvo su ayuda.
Emocionado con el esplendor de la antigua Grecia y la belleza de los Juegos Olímpicos, Evangelios Zappas, que residía en Rumania, primero contribuyó al proyecto y, después del primer fracaso, a su muerte legó su fortuna entera para el renacimiento de los Juegos Olímpicos en Grecia.
Aunque los juegos que formaron parte de este primer intento no alcanzaron el éxito - debemos recordar que el primero se hizo en 1859, treinta y siete años antes de los primeros Juegos Olímpicos Modernos oficialmente -, formaron un lazo de unión entre el pasado y el futuro.
El Barón Pierre de Coubertin escribió, a principios del siglo XX: “Olimpia y las Olimpiadas son símbolos de una civilización entera, superior a países, ciudades, héroes militares o religiones ancestrales”. Siendo cadete de la Academia Militar de St. Cyr, el noble galo renunció a sus estudios de ciencias políticas y se interesó por la sociología y la educación. Viajó por todo el mundo y quedó impresionado por el interés de los anglosajones (ingleses y estadounidenses) en los deportes.
Atraído por los trabajos de exploración en Olimpia, y por los vanos esfuerzos por revivir los Juegos Olímpicos hechos en Grecia por Zappas, y con la creencia de que la competencia deportiva podía producir el entendimiento internacional, se dedicó a la tarea de revivir, él mismo, los Juegos Olímpicos, con la participación de todos los países del Mundo. Contó con el ánimo y la colaboración del sacerdote católico dominico Henri Didon, que sería el inspirador del lema olímpico "Citius, Altius, Fortius" (Más rápido, Más Alto, Más fuerte).
Coubertin presentó su proyecto a la Unión Deportiva y Atlética de París, a fines de 1892, después de una cuidadosa labor de relaciones públicas.
Coubertin era un hombre persistente y pronto tuvo oportunidad de solicitar el respaldo de otros países, cuando la Unión Deportiva Francesa organizó un congreso internacional sobre Amateurismo. El congreso se efectuó en 1894 y Coubertin obtuvo un sorprendente y fuerte respaldo de hombres tan prominentes como el Duque de Esparta, el Príncipe de Gales, el príncipe heredero de Suecia, el rey de Bélgica y el primer ministro del Reino Unido. Estuvieron presentes, además, delegados de Argentina, Grecia, Rusia, Italia y España. Asimismo, se recibieron comunicados oficiales de Alemania y Austria-Hungría, expresando interés en el proyecto.
Los entusiastas delegados decidieron no esperar hasta 1900, el año que se consideraba apropiado para comenzar a computar las Olimpiadas, sino que programaron el evento para el año de 1896, en Atenas, cerca de la sede de las Olimpiadas antiguas. Se acordó que los Juegos se celebrarían cada cuatro años, cambiándose la sede a diferentes ciudades importantes del mundo y que se elegiría un Comité Olímpico Internacional con plena autoridad para regir los Juegos.
El 23 de junio de 1894 se creó el Comité Olímpico Internacional (COI), con sede en Lausana (Suiza), integrado por representantes de doce países:
Austria-Bohemia (Jiri Guth-Jarkovsky)
Argentina (José Benjamín Zubiaur)
Bélgica (Maxime de Bousies)
BaEstados Unidos (William Sloane)
Francia (Ernest F.Callot y Pierre de Coubertin)
Grecia (Demetrius Vikelas)
Gran Bretaña (C. Herbert Ampfhill y Charles Herbert)
Hungría (Ferenc Kemény)
Italia (Mario Luccesi Palli y Andria Carafa)
Nueva Zelanda (Leonard A. Cuff)
Rusia (Alexei General de Boutowsky)
Suecia (Viktor General Balck).
Demetrius Vikelas, un griego que había figurado en la organización de los primeros intentos por revivir los Juegos Olímpicos, fue el primer presidente del Comité Olímpico Internacional. El sueño de Zappas, y posteriormente de Coubertin, se había hecho realidad.
En la reunión ordinaria del Consejo Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional en agosto de 2002 se aprueba la "Regla de los Cinco Anillos" para su entrada en vigor en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Esta regla promueve la interdisciplinaridad de los diferentes Comités Olímpicos Nacionales. Por ello, se aprobó que el país que consiguiera la clasificación para cuatro de los cinco deportes: fútbol, baloncesto, balonmano, hockey sobre césped y voleibol, conseguiría la clasificación automática para el quinto deporte restante sin tener que lograr ningún mérito más.
Los antiguos Juegos Olímpicos (llamados así por celebrarse en la ciudad de Olimpia) fueron fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en la antigua Grecia (776 a. C. - 392 d. C.) en honor a los dioses olímpicos. En ellos participaban los atletas, que debían ser ciudadanos y hombres, y que se entrenaban durante años en los gimnasios.
Existen muchas leyendas acerca del origen de los antiguos Juegos Olímpicos. Una de ellas asocia los primeros Juegos con el concepto de la antigua Grecia de ἐκεχειρία (ekecheiria) o tregua o paz olímpica. Uno de los mitos más populares identifica Heracles y Zeus, padre de los progenitores de los Juegos.
Según una leyenda citada por Píndaro, fue Heracles quien llamó "Juegos Olímpicos" a una serie de eventos deportivos en honor a su padre Zeus y estableció la costumbre de celebrarlos cada cuatro años además que persiste la idea de que después de completar sus doce trabajos, construyó el estadio olímpico en honor a Zeus.
Tras su finalización, se dirigió en línea recta de 200 escalones y llamó a esta "distancia Stadion" (griego: στάδιον, América: estadio "fase"), que más tarde se convirtió en una unidad de distancia. La fecha de comienzo de los mismos sirve como referencia al calendario helénico y se considera en el año 776 a. C., aunque las opiniones de algunos académicos la sitúan entre el año 884 a. C. y el 704 a. C.
A partir de entonces, los Juegos tomaron rápidamente una mayor relevancia en la antigua Grecia, alcanzando su cénit en los siglos siglo VI y siglo V a. C. Los Juegos Olímpicos tenían una importancia fundamentalmente religiosa, cuando las ciudades de estado griegas entraban en guerra y llegaba el tiempo de los juegos olímpicos, la guerra se suspendia para dar paso a los juegos por su profundo valor religioso y cultural. Con concursos alternados con sacrificios y ceremonias en honor a Zeus, (cuya estatua se alzaba majestuosamente en Olimpia) y a Pélope, héroe divino y rey mítico de Olimpia, famoso por su legendaria carrera de carros y en cuyo honor se celebraron.
El número de eventos aumentó hasta veinte, y las celebraciones se prolongaron durante varios días. Las primeras competencias se basaban en carreras a pie, y más tarde se fueron introduciendo la lucha; el pentatlón, prueba de varios eventos que incluía lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco y salto de longitud; el pancracio; las carreras de carros, y varias competencias artísticas como música, poesía y danza.
La llama olímpica se mantenía encendida en el altar de Zeus durante los juegos antiguos. Hoy día se enciende una antorcha por la acción de los rayos del Sol en Olimpia, y luego es transportada a la sede de los juegos olímpicos. En Olimpia se llegaron a celebrar 293 Juegos Olímpicos, hasta que el emperador cristiano Teodosio I los abolió el año 393 por considerarlos paganos.
Juegos Olímpicos Modernos.
Los Juegos Olímpicos Modernos fueron establecidos en su aspecto deportivo en 1896 por Pierre de Coubertin y hasta la actualidad siguen practicándose.
En 1829 el gobierno francés, y en 1875, el gobierno alemán, hicieron excavaciones para desenterrar Olimpia. En 1881 quedaron completamente descubiertas las ruinas.
Aunque siempre que se habla del renacimiento de los Juegos Olímpicos, el hecho se le atribuye a Francia y a Pierre de Coubertin que es llamado el padre de los Juegos Olímpicos Modernos, la verdad es que el primer intento se hizo en Grecia, gracias al entusiasmo de un griego llamado Evangelios Zappas, mucho antes de que se pensara hacerlo en Francia. Fue así que en Grecia se efectuaron los primeros Juegos Olímpicos Modernos el 15 de noviembre de 1859, el 15 de noviembre de 1870, el 18 de mayo de 1875 y el 18 de mayo de 1889.
El intento fracasó debido a la falta de entusiasmo y apoyo de otros países. Otro factor importante fue que el patrocinador no tenía muchas ideas de organización, a diferencia del Barón de Coubertin, que buscó a los líderes del atletismo escolar universitario y amateur del mundo, de quienes obtuvo su ayuda.
Emocionado con el esplendor de la antigua Grecia y la belleza de los Juegos Olímpicos, Evangelios Zappas, que residía en Rumania, primero contribuyó al proyecto y, después del primer fracaso, a su muerte legó su fortuna entera para el renacimiento de los Juegos Olímpicos en Grecia.
Aunque los juegos que formaron parte de este primer intento no alcanzaron el éxito - debemos recordar que el primero se hizo en 1859, treinta y siete años antes de los primeros Juegos Olímpicos Modernos oficialmente -, formaron un lazo de unión entre el pasado y el futuro.
El Barón Pierre de Coubertin escribió, a principios del siglo XX: “Olimpia y las Olimpiadas son símbolos de una civilización entera, superior a países, ciudades, héroes militares o religiones ancestrales”. Siendo cadete de la Academia Militar de St. Cyr, el noble galo renunció a sus estudios de ciencias políticas y se interesó por la sociología y la educación. Viajó por todo el mundo y quedó impresionado por el interés de los anglosajones (ingleses y estadounidenses) en los deportes.
Atraído por los trabajos de exploración en Olimpia, y por los vanos esfuerzos por revivir los Juegos Olímpicos hechos en Grecia por Zappas, y con la creencia de que la competencia deportiva podía producir el entendimiento internacional, se dedicó a la tarea de revivir, él mismo, los Juegos Olímpicos, con la participación de todos los países del Mundo. Contó con el ánimo y la colaboración del sacerdote católico dominico Henri Didon, que sería el inspirador del lema olímpico "Citius, Altius, Fortius" (Más rápido, Más Alto, Más fuerte).
Coubertin presentó su proyecto a la Unión Deportiva y Atlética de París, a fines de 1892, después de una cuidadosa labor de relaciones públicas.
Coubertin era un hombre persistente y pronto tuvo oportunidad de solicitar el respaldo de otros países, cuando la Unión Deportiva Francesa organizó un congreso internacional sobre Amateurismo. El congreso se efectuó en 1894 y Coubertin obtuvo un sorprendente y fuerte respaldo de hombres tan prominentes como el Duque de Esparta, el Príncipe de Gales, el príncipe heredero de Suecia, el rey de Bélgica y el primer ministro del Reino Unido. Estuvieron presentes, además, delegados de Argentina, Grecia, Rusia, Italia y España. Asimismo, se recibieron comunicados oficiales de Alemania y Austria-Hungría, expresando interés en el proyecto.
Los entusiastas delegados decidieron no esperar hasta 1900, el año que se consideraba apropiado para comenzar a computar las Olimpiadas, sino que programaron el evento para el año de 1896, en Atenas, cerca de la sede de las Olimpiadas antiguas. Se acordó que los Juegos se celebrarían cada cuatro años, cambiándose la sede a diferentes ciudades importantes del mundo y que se elegiría un Comité Olímpico Internacional con plena autoridad para regir los Juegos.
El 23 de junio de 1894 se creó el Comité Olímpico Internacional (COI), con sede en Lausana (Suiza), integrado por representantes de doce países:
Austria-Bohemia (Jiri Guth-Jarkovsky)
Argentina (José Benjamín Zubiaur)
Bélgica (Maxime de Bousies)
BaEstados Unidos (William Sloane)
Francia (Ernest F.Callot y Pierre de Coubertin)
Grecia (Demetrius Vikelas)
Gran Bretaña (C. Herbert Ampfhill y Charles Herbert)
Hungría (Ferenc Kemény)
Italia (Mario Luccesi Palli y Andria Carafa)
Nueva Zelanda (Leonard A. Cuff)
Rusia (Alexei General de Boutowsky)
Suecia (Viktor General Balck).
Demetrius Vikelas, un griego que había figurado en la organización de los primeros intentos por revivir los Juegos Olímpicos, fue el primer presidente del Comité Olímpico Internacional. El sueño de Zappas, y posteriormente de Coubertin, se había hecho realidad.
En la reunión ordinaria del Consejo Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional en agosto de 2002 se aprueba la "Regla de los Cinco Anillos" para su entrada en vigor en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Esta regla promueve la interdisciplinaridad de los diferentes Comités Olímpicos Nacionales. Por ello, se aprobó que el país que consiguiera la clasificación para cuatro de los cinco deportes: fútbol, baloncesto, balonmano, hockey sobre césped y voleibol, conseguiría la clasificación automática para el quinto deporte restante sin tener que lograr ningún mérito más.
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