26 de mayo de 2013

Benfica el club marcado por la maldición.

benficaBéla Guttmann, echado por el Benfica tras ganar dos Copas de Europa en los 60, lanzó una mítica frase: "Sin mí, no volverán a ganar".

Desde entonces, perdió siete finales de competiciones continentales. Aún muerto el misterioso DT nacido en Budapest, la conjura sigue viva.
Es el último centro del partido más importante de la temporada y de las últimas dos décadas para el Benfica.

Las Aguilas pueden terminar con el maleficio y ganar un título europeo más de medio siglo después de aquella última conquista en los días de Eusebio. Iban perdiendo, llegó el empate de Tacuara Cardozo y luego la sensación de que todo era posible.

Pero queda ese puñado de segundos para llegar al alargue ante Chelsea. También falta ese corner desde la derecha. Tercer minuto de descuento, en el Amsterdam Arena. La pelota llueve en el área como una maldición y aparece, solo y perfectamente ubicado, el defensor Branislav Ivanovic.

Cabecea bombeado el serbio, la pelota ingresa y se transforma en ese 2-1 que durará hasta la consagración del equipo inglés. Benfica, por séptima final europea consecutiva, se queda vacío de gloria. Todos miran hacia el mismo rincón de la historia. Y le apuntan al mismo nombre: Béla Guttmann, aquel entrenador que abrió las puertas de la doble consagración en la Copa de Europa (en 1961 y 1962) y que luego marcó el principio de una sucesión de dolores para el gigante portugués.

La pantalla enorme del estadio de Amsterdam muestra el llanto de un chico que camina su adolescencia. Está vestido de rojo, como la ocasión invita. El padre lo cobija, pero el consuelo no alcanza. Sigue llorando. El día de su nacimiento, Béla Guttmann ya había fallecido. Pero el chico sin consuelo está comenzando a comprender de qué se trata todo aquello.

El mítico entrenador, nacido en Budapest en tiempos del Imperio Austro-Húngaro, el más exitoso de la exitosa vida del Benfica, murió en 1981. Tenía 81 años, varios títulos y mil misterios al momento de su entierro. El había dicho una frase que la historia resignificó como una maldición: "Sin mí, el Benfica no volverá a ganar en Europa". Sucedió luego de su primera salida del club de Lisboa, en 1962. Regresó pronto. Pero el idlio ya no era tal. En la temporada 65/66 -la de su retorno- no pudo darle continuidad al camino glorioso de ese equipo que estaba marcando una época, casi como el Barcelona de los días recientes. Esa campaña, el Sporting -archirrival de la ciudad- se llevó la Liga; el Braga obtuvo la Copa de Portugal. Y en la Copa de Campeones, el Manchester United lo eliminó al Benfica con una goleada histórica: un 5-1 a domicilio para un global de 8-3 en la serie. Béla también estaba preso de su propia maldición.

Desde los días felices de Guttmann nada resultó igual para el Benfica. Como si un fantasma lo abordara en las grandes citas, no paró de perder finales. Mucho se pareció y se parece a una convención aceptada por todos. Esta nota -incluso- nació de la presunción de que el Benfica perdería. Fue propuesta diez minutos antes del desenlace del partido ante Chelsea, con el 1-1 encaminado al alargue. Fue aceptada. Y ahora sucede. Antes del desenlace reciente, hubo otros encuentros decisivos con derrota, incluso en los mágicos 60: en 1963, frente al Milan de Nereo Rocco; en 1964, contra el implacable Inter de Helenio Herrera; en 1968, frente al Manchester United de Matt Busby. Ya sin Eusebio llegaron otras finales y otros tropiezos.
Béla Guttmann
Dos por la actual Champions (en 1988 ante el PSV Eindhoven por penales; y en 1990 frente al Milan de Arrigo Sacchi) y dos por la actual Europa League (en 1983 contra el Anderlecht y ahora, en esta refundación del viejo estigma). Todos las finales tuvieron un rasgo afín: el azar favorable se ausentó antojadizamente. Y para colmo de males, los vecinos del Porto ganaron siete títulos internacionales en ese mismo recorrido; y hasta el Sporting alzó la Recopa en 1964.

Béla fue un paradigma del entrenador trotamundos. Un apasionado capaz de recorrer los caminos más inhóspitos en nombre de abrazar su profesión de técnico. También resultó el dueño de una particularidad que condenó al mejor de sus equipos y a él mismo. Aquella final épica ante el Real Madrid en 1962 parece ahora una mentira bien contada.

Pero aconteció. Y desde entonces y desde su frase ya nada fue igual para Las Aguilas ni para él. Benfica jamás volvió a ganar en Europa y nunca Guttmann volvió a vencer en ninguna de sus escalas posteriores. Aquel técnico que en 1953 había pasado un rato breve por Quilmes dirigió desde aquella conquista memorable a Peñarol de Uruguay, al seleccionado de Austria, al Servette de Suiza, al Panathinaikos del Grecia, al Austria Viena y al Porto de ese mismo Portugal que nunca lo olvidó por razones diversas.
Pero más allá de los mitos y de las creencias también existe otra verdad que tiene que ver con el juego. Y sobre todo con un crack que marcó una época: el inmenso Eusebio, que fue lo mejor que el Benfica le mostró al mundo. El, vestido de rojo, se transformó en estrella universal y en orgullo. Y ahora también en gratitud. El papel, escrito a mano por un anónimo, lució en la estatua a Eusebio hasta que se lo llevó el tiempo o el viento o las dos cosas.
 
Allí, en los accesos del estadio Da Luz, de Lisboa, decía una sola palabra grande en letras negras sobre fondo blanco: "Obrigado" (gracias). No importaba quién la había escrito; era un mensaje de todos los que lo vieron jugar. En el tributo para siempre, el mejor futbolista de Portugal y del Benfica aparece pateando una pelota. Algunos cuentan que se basaron en una escena del Mundial de 1966, cuando La Pantera fue el más destacado de los futbolistas y el máximo anotador. Otros señalan que es el quinto gol al Real Madrid en el 5-3 de la final de la Copa de Europa, en el Olímpico de Amsterdam, en 1962. En cualquier caso, momentos que lo definen como lo que fue: una leyenda.

Además de la gratitud de la gente, a Eusebio también lo definen los números y los laureles. La Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol lo ubica en el top de los mejores jugadores del Siglo XX; convirtió más de 500 goles, con un promedio de 0,88 por encuentro; en Europa ganó el Balón de Oro y el Botín de Oro en dos ocasiones; con Benfica, obtuvo las dos Copas de Campeones, once Ligas y cinco Copas de Portugal. Era todo lo que uno de sus apodos contaba: La Perla de Mozambique. "Sin Eusebio es más difícil", dicen a modo de explicación los hinchas de Las Aguilas para explicar este medio siglo de frustraciones en Europa. En los primeros ocho años de Eusebio en Benfica, el club lisboeta accedió a cinco finales de la Copa de Campeones. En el resto de su historia, a sólo dos.

Al escritor Eduardo Galeano le alcanzaron un puñado de frases para definirlo: "Nació destinado a lustrar zapatos, vender maníes o robar a los distraídos. De niño, lo llamaban Ninguém, nadie, ninguno. Hijo de madre viuda, jugaba al fútbol con sus muchos hermanos en los arenales de los suburbios, desde el amanecer hasta la noche. En el Mundial del 66, sus zancadas dejaron un tendal de adversarios por el suelo y sus goles, desde ángulos imposibles, desataron ovaciones de nunca acabar. Fue un africano de Mozambique el mejor jugador de toda la historia de Portugal. Eusebio: altas piernas, brazos caídos, mirada triste". Pero también Eusebio, que parecía mago e irrompible, padeció aquel mensaje devastador de Béla Guttmann.
Aquel chico que se exhibía en la pantalla enorme, su padre, todos los que a su alrededor estaban y hasta el mismísimo Eusebio no lo pueden creer. Ni los que son católicos e imaginaban que un entrenador llamado Jorge Jesús era el predestinado para rescatarlos. A todos ellos, de algún modo, les pesa esa historia ardua e incómoda. Lo saben aunque no lo admitan o no lo quieran admitir. Incluso aunque les duela en lo más profundo de sus corazones de hinchas: el Benfica es el Club de la Maldición. O al menos eso parece.
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


22 de mayo de 2013

Los números de José Mourinho en el Real Madrid.

jose mourinhoLos números que dejan en evidencia la temporada "negra" de Mourinho en Real Madrid.

El técnico portugués se convirtió en el DT con menos títulos al mando de los madrileños en tres años y cerró su peor año como entrenador de un club grande.

Tras perder la final de Copa del Rey ante el Atlético de Madrid, el técnico portugués José Mourinho firmó la temporada más  "negra" de su carrera en un gran club, al no mantener el éxito de títulos que le precedía en una campaña en blanco, con la única conquista para el Real Madrid de la Supercopa de España.

A días de que Mourinho se siente con el presidente madridista Florentino Pérez y acuerden rescindir el contrato que tiene firmado por tres temporadas más como técnico del Real Madrid, los números que deja el técnico portugués en su última campaña de blanco, son los peores de su carrera.

"He fracasado esta temporada", admitió Mourinho tras perder la final de Copa del Rey. "Es mi peor temporada, una que para muchos sería buena por quedarse cerca, para mi es pésima porque nunca me quedé sin ganar un título importante y la Supercopa es poco", añadió.

Y es cierto, ya que Mourinho se marchará del Real Madrid habiendo ganado tres títulos en tres años: una Copa del Rey, una Liga y una Supercopa de España. De once títulos posibles condujo al éxito en tres ocasiones al Real Madrid, una media baja comparada con la exitosa fama con la que llegó al club blanco por un pasado repleto de títulos.

Mourinho llegó a ser considerado como el mejor entrenador del mundo en dos años consecutivos, 2004 y 2005, según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS). También fue reconocido con el FIFA Balón de Oro 2010 como mejor técnico de esa temporada. Sus premios individuales dejaron de llegar desde que aterrizó en el Real Madrid.

Tras sus inicios en cortas etapas en el Benfica y Uniao de Leiria, dirigiendo a clubes grandes Mourinho siempre aseguró más títulos de importancia que en el Real Madrid. Su fama se cosechó en el Porto, donde en dos campañas y media ganó 91 partidos de 127 para conquistar una Liga de Campeones, una UEFA, dos Ligas, una Copa y una Supercopa de Portugal.

Con Chelsea mantuvo su promedio de títulos importantes por temporada. De 185 partidos venció en 124 y dio al club inglés dos Ligas inglesas, dos Copa de la Liga, una FA Cup y una Community Shield en tres campañas.

En su aventura italiana en Inter de Milán continuó con sus éxitos para aumentar a 17 los títulos conquistados en su carrera como entrenador, tras dos temporadas en las que conquistó una Liga de Campeones, dos Ligas, una Copa y una Supercopa de Italia, con 67 victorias en 108 partidos.

Sin embargo, con el Real Madrid, equipo con el que más partidos ha ganado de su carrera -127 victorias en 176 partidos-, no ha mantenido su promedio de títulos. Su primer año lo terminó conquistando la Copa del Rey en Mestalla ante Barcelona, el segundo la conocida como 'Liga de los récords' y en el presente una Supercopa de España que él mismo no consideró como título tras vencerlo y que es lo único que ganó en la peor campaña de su carrera.
 

 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


21 de mayo de 2013

El arquero Divino que se transformó en trofeo.

Zamora-atajo-Barcelona-Real-MadridEn la constelación de estrellas del Barcelona poco o nada se habla de Víctor Valdes. Hay elogios para todos los integrantes del -quizá- mejor equipo de todos los tiempos, pero para el arquero casi nadie ofrece adjetivos grandilocuentes ni los diarios le dedican tapas. Y, por amplio margen, es el futbolista menos televisado de este equipo que construye su pedestal al paso de tantos récords.

Ricardo Zamora fue figura del Barcelona y del Real Madrid. Símbolo de los años 20 y 30, es considerado uno de los mejores en su puesto de todos los tiempos. También es señalado como el primer mediático de la historia. Terminó su carrera en el exilio, por la Guerra Civil. Mirá cómo atajaba

Pero ahí está La Pantera de Hospitalet: acertando casi siempre, apareciendo apenas lo necesario, sin voladas que conmuevan, con sencillez, con su pegada acorde a las circunstancias. A su modo, se transformó en perfecto homenaje para un mito: ya obtuvo cinco Trofeos Zamora -cuatro de ellos, de manera consecutiva en las temporadas más recientes- y en esta campaña va rumbo a su sexta consagración (compite, sobre todo, con el argentino Wilfredo Caballero, del Málaga). Ya alcanzó a otro referente histórico del puesto: Antoni Ramallets, celebridad en el ámbito de los culés. "Siempre es lindo ganar un Zamora", dijo el año pasado al recibir el reconocimiento, luego de que le convirtieran sólo 28 goles en 35 encuentros.
ricardo-zamora-en-chamartin
Cuando Valdes nació, en 1982, Ricardo Zamora Martínez -ídolo de los dos gigantes del fútbol español- ya no estaba en este mundo. Había fallecido hacía poco menos de tres años. Pero habitaba su leyenda.
Zamora fue un crack del arco. El Real Madrid, que lo ubica entre sus "Jugadores de Leyenda", lo describe en su página oficial: "Era conocido como El Divino. Un adjetivo que describe el efecto que Zamora tenía sobre las aficiones y sobre los delanteros rivales. Su paso por el fútbol español dejó una profunda huella.

Su siempre perfecta posición cubriendo la portería, la seguridad que mostraba en todas sus acciones, sus increíbles reflejos, nervios de acero y personalidad. Sin duda uno de los mejores jugadores españoles de la historia. (...) Fue el futbolista más importante de la década de los 30 en España, tanto dentro como fuera de la cancha. Tenía todas las virtudes imaginables en un guardameta". Es un caso curioso visto con los ojos de este tiempo de rivalidades exageradas: llegó al Real Madrid tras ser -algunos años antes- referente en el Barcelona, en tiempos del memorable José Samitier. En las dos grandes ciudades de España su nombre y su apellido son venerados de idéntico modo.
ricardo_zamora
Fue una celebridad de los años 20 y 30. No queda casi nadie que lo haya visto jugar. Pero sus destrezas y sus atajadas se transformaron en mitología y recorrieron los tiempos. La FIFA, que también lo consagra como una figura de la elite de la historia en su Salón de la Fama, lo define: "Aglutinaba las virtudes de un arquero de excepción: reflejos felinos, nervios de acero, fuerte personalidad y una gran seguridad bajo palos. Y una impresionante confianza en sus cualidades, tanta como para inventarse una parada propia, la 'zamorana', que consistía en despejar el balón con el antebrazo o codo: una suerte arriesgada y que pocos se atreven a replicar".

Zamora comenzó su carrera en el Espanyol de Barcelona cuando apenas tenía 15 años y la terminó a los 37 jugando para el Niza, como exiliado de la Guerra Civil. El padre no quería que fuera futbolista. Pretendía que estudiera medicina como él. Pero no hubo caso: más le insistían, más se empecinaba en volar bien lejos hasta convertirse en invencible. Contó alguna vez Zamora: "Les había prometido a mis padres que dejaría el fútbol para terminar mis estudios. Pero seguía reuniéndome con amigos para jugar y la directiva del Barça vino a hablar conmigo.
Mundial-34 Zamora y Comibi
Poco les costó convencerme de que volviese a tomar los botines y los guantes". En 1919, llegó al gigante catalán en nacimiento. Y en tiempos en los que no existía la Liga, ganó dos veces el trofeo más importante: la Copa de España. Más: el Barcelona ganó los cuatro Campeonatos de Cataluña que disputó con él en el arco. Pero los dirigentes del Espanyol se tomaron revancha y lo volvieron a llevar a su club, en 1922, con una receta impropia de esos días: un montón de dinero. Le pagaron 25.000 pesetas por el pase y otras 5.000 en concepto de sueldo mensual. Cifras récord de entonces que hoy serían un puñadito de euros. En 1929, el equipo Periquito ganó su primer título importante: la Copa de España. El arquero mucho tuvo que ver.
 
Entonces, ya con la Liga fundada y en marcha, lo contrató el más poderoso: Real Madrid. Llegó y se lesionó. Cuando se recuperó para la temporada 1931-32 marcó la diferencia: el equipo de la capital festejó el título y repitió al año siguiente. Y en las tres temporadas posteriores, alimentó su gloria con dos Copas. Hubo un partido clave en su recorrido: en 1936, en el el último encuentro oficial que se jugó antes de la Guerra Civil, el Real debía enfrentar al Barcelona en Mestalla. Su equipo ganaba 2-1 y tenía diez jugadores. Entonces, apareció el superhéroe. Lo contó una crónica de la época: "El guardameta intuye la trayectoria de la pelota y logra detener el balón sin que los espectadores se expliquen cómo ha podido ser aquello. Formidable ovación para Ricardo Zamora, que luego le valdría ser paseado a hombros por los entusiasmados espectadores aficionados". Con su intervención, Real Madrid se garantizó la victoria y la consagración. Esa fue su última puesta en escena como arquero en territorio español. Los horrores de la guerra lo hicieron emigrar al sur de Francia.
zamoraportada30anys
Con el seleccionado español había alcanzado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920. Y tuvo una recordada intervención en el Mundial de 1934, cuando España estuvo muy cerca de dar el golpe y eliminar al local Italia en cuartos de final. Empataron 1-1 en un choque recordado como algo cercano a una batalla y que dejó lesionado al arquero. No era aquella época de penales para definir los encuentros. Hubo que repetir el enfrentamiento y España, ya sin Zamora, cayó 1-0 ante los italianos, que luego se consagrarían campeones.

En sus tiempos de entrenador (por ejemplo, fue bicampeón con el Atlético de Madrid, entonces Atlético Aviación), seguía ofreciendo consejos para el puesto del que fue dueño. Lo expresó en alguna entrevista: "No hay que perder nunca de vista el balón hasta que no lo tengas absolutamente controlado. Y eso es muy cierto y le pasa a muchos porteros, que no miran la pelota hasta el último momento, se creen que ya la tienen en su poder, miran hacia otro lado y pierden el control. También hay que aprender el sentido de colocación; pero la colocación en un arquero es una cuestión un poco innata, no es fácil aprenderla. Como los reflejos, o naces con ellos o no los adquieres. Los puedes mejorar un poco, hay algunos modos. Pero no es tan simple". Zamora lo supo siempre: había nacido para ser arquero. Ya retirado, se convirtió en docente de su pasión.

No sólo fue un adelantado de su tiempo en el arco; también resultó un innovador fuera del campo de juego. Muchos lo reconocen como el primer futbolista mediático (otros sostienen que fue Paulino Alcántara, el goleador filipino del Barcelona; y algunos certifican que esa suerte de reconocimiento le corresponde al argentino Guillermo Stábile). Zamora fue protagonista de varios anuncios en tiempos fundacionales de la industria publicitaria, por los años 30. Un detale cuenta su relevancia en aquel tiempo: era furor una colección de estampitas que, colocadas en orden, servían a los niños para pasar rápidamente y reproducir una atajada del arquero inmenso. A Zamora también lo mostró el cine. Participó en dos películas: en 1942, en "Campeones", junto a sus compañeros del Real Madrid, Jacinto Quincoces y Guillermo Gorostiza; y en 1954, en "Once pares del botas" con su amigo Samitier. Un lustro después, el diario Marca comenzó a otorgar el premio que lleva su apellido al arquero menos vencido de cada temporada. Desde entonces, Zamora se transformó también en un divino trofeo.
rRzamora2
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


19 de mayo de 2013

A veinte años de los 63 puntos de Moten.

Andrew-Moten-West-Gadsen-SchoolEl 2 de mayo de 1993, el escolta de Gimnasia de Comodoro sorprendió con un récord que hoy sigue vigente. En una charla con Clarín.com, el ahora entrenador West Gadsen High School, recuerda aquella noche. También habla de Chapu Nocioni, ex compañero suyo en Racing, y de su admiración por Manu Ginóbili.

El ritmo vertiginoso con el que Andrew Moten habla y explica el básquetbol se quiebra de golpe en una pausa de inequívoca melancolía. Aquella que es propia de quien recuerda un lugar al que no volvió pero que dejó una huella imborrable en su carrera.

Y no precisamente la de las estadísticas, las cuales señalan que un día como hoy, hace 20 años, este ayuda base estadounidense se cansó de embocarla hasta anotar 63 puntos en un encuentro entre Gimnasia de Comodoro y GEPU de San Luis para convertirse en el máximo goleador en un partido en la Liga Nacional. También porque, como el propio Moten explica, aquel paso por la Argentina representó una especie de simbiosis: "Aprendí mucho como jugador en el país, y a su vez el básquetbol argentino se potenció por la presencia de extranjeros".
moten
"Fuimos varios los extranjeros de mi generación que ayudamos a que la liga creciera", le cuenta Moten a Clarín.com en un receso de sus tareas en el West Gadsen High School, el colegio secundario del estado de Florida en donde, a sus 47 años, transita su tercera temporada como entrenador. El tema lo apasiona y se explaya: "Claro que yo también saqué provecho de estar al lado de varios argentinos. Pude desarrollar mi juego gracias a que tomé cosas de grandes jugadores como Campana o Milanesio"

También jugaste al lado de Montenegro...
¡Sí! ¡Qué gran jugador! Disfruté mucho jugar con él. Le decían el "Loco" pero su apodo no era consecuente con lo que hacía en la cancha. Era un jugador muy inteligente.

¿Y qué te dejó el país más allá del básquet?
Disfruté mucho de mi paso por Argentina. La gente es muy amigable y no se preocupan tanto como en Estados Unidos. Acá la gente vive para trabajar, allá trabajan para vivir.

La historia de Moten en Argentina no comenzó como aquellas que trascienden en el tiempo. El norteamericano llegó a River para la temporada 91/92, pero apenas jugó siete encuentros, porque una lesión en su rodilla y las urgencias del equipo lo marginaron por el resto de la temporada en la que finalmente el equipo de Núñez descendió. "Fue duro", cuenta Moten al respecto de su experiencia con la banda roja sobre el pecho.
moten1
Antes de eso había disputado 4 temporadas en la Universidad de Florida, fue seleccionado en la cuarta ronda del draft de la NBA de 1987 por New Jersey Nets y pasó por distintos equipos de ligas menores de Estados Unidos, México y Filipinas.
 
Comodoro, su lugar en Argentina.
"Luego de esa experiencia en River llegué a Gimnasia de Comodoro Rivadavia y allí las cosas fueron diferentes: me sentí muy cómodo y disfruté mucho de ser parte de ese equipo". Y fue en aquel primer año en Gimnasia, en las semifinales de la temporada 92/93 que Moten anotó su nombre en los registros históricos de la Liga. En Comodoro Rivadavia, con la serie 2-1 para el local ante GEPU, el escolta anotó 63 puntos, aunque no pudo impidir que su equipo perdiera por 113 a 109 ante quien luego ganaría la serie en San Luis y sería el campeón. "GEPU tenía un gran equipo, era durísimo porque contaba con grandes jugadores y fue muy difícil para nosotros ganar", recuerda Moten, a quien la vigencia de su récord lo agarra desprevenido: "No puedo creer que luego de tantos años nadie lo haya superado", expresa lleno de orgullo.
moten2
Lo cierto es que más allá del desconocimiento de Moten, aquel día el oriundo de Quincy superó por un punto la marca que Héctor "Pichi" Campana ostentaba desde el 1 de febrero de 1990, cuando acumuló 62 tantos en la derrota de River por 107-96 ante Sport Club de Cañada de Gómez.

Claro que las memorias de aquella jornada no son las mejores para Moten: "En ese momento no pude disfrutar haber hecho tantos puntos porque no sirvieron para ganar el encuentro. Quizás debí haber hecho 70 puntos, ja", bromea. En su segunda temporada en localidad chubutense Moten se consagró como máximo anotador de la liga con 896 puntos en 30 partidos, un promedio de 29.9 puntos por encuentro. En total, en sus cinco temporadas en Argentina, el estadounidense jugó 108 partidos y metió 2.832 puntos (26,2 tantos por partido).
Moten-secundario-West-Gadsden-Florida
Tras 3 años en Gimnasia, Moten se despidió del país y luego tuvo un breve paso por Racing. En el club de Avellaneda coincidió con un juvenil Andrés Nocioni, quien ya daba algunos indicios de quien llegaría a ser. "Él aún era muy joven y no se había destacado, pero se veía que era un gran jugador, aunque en ese momento demasiado flaco", recuerda el estadounidense.

De todas formas, Moten vería muchos años más tarde un jugador argentino que despertaría su admiración de un modo muy especial: Emanuel Ginóbili. "Es un jugador increíble, lo vi el otro día ante los Lakers", señala al respecto del primer juego de la serie de playoffs en la que los Spurs barrieron al equipo de Los Ángeles. Y agrega: "Amo su juego, es extremadamente optimista y contagia ese optimismo a sus compañeros. Es muy importante para el equipo".

Tras su paso por Argentina, la carrera de Moten continuó en Brasil, donde se retiró en 2002 y de donde también recuerda "amigos y buena gente". "Amo a la Argentina y amo a Brasil. Cuando no juegan contra Estados Unidos quiero que ganen siempre", exclama. Aunque aclara inmediatamente: "Prefiero que no tengan que enfrentarse porque quiero que a ambos les vaya bien".

La entrevista termina pero Moten se apresura para jugar su última pelota. Como si la chicharra estuviera a punto de sonar suelta un mensaje que espera trascender los miles de kilómetros que lo separan de la tierra de sus recuerdos: "Hola a Comodoro y a todo el país. Disfruté mucho de mi estadía allá".
moten3
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


18 de mayo de 2013

3 infografías de River Plate.



 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


15 de mayo de 2013

Los 10 artículos más leídos en DeporShow en el mes de Abril de 2013.

1.- Los 10 mejores videos de Lionel Messi, la estrella del Barcelona.


2.- Capitanes eran los de antes.


3.- Los secretos de FIFA 2014.

FIFA-PESElectronic Arts ya trabaja en la reedición de su clásico videojuego de fútbol y en pocos meses llegará una nueva entrega, FIFA 14, todavía no se sabe para qué plataformas, aunque con dos seguras, las consolas Xbox 360 y PS3. Y un argentino está detrás de este clásico que sigue innovando.
Sebastián Enrique (37 años) es el productor del juego. En una nota al diario El País de España contó cuáles serán sus novedades: "Los goles no serán tan previsibles y se tendrá más control del tiro. El jugador podrá dar efectos al balón y elegir su trayectoria".
 

4.- Maradona, el mejor jugador del siglo: Sevilla, regreso al fútbol argentino y despedida.


Sevilla FC (1992 - 1993).
El 1 de julio de 1992 vencía la suspensión de 15 meses impuesta por la FIFA y su pase estaba todavía en poder del Nápoles, club que buscaba su reincorporación al plantel.
Pero Maradona quería alejarse de Italia, quería jugar para un club que no tuviera grandes exigencias deportivas.
Las primeras conversaciones para su traspaso fueron con el Sevilla FC y el Olympique de Marseille, inclinándose finalmente por el primero quien pagó la suma de 7,5 millones de dólares por el pase.

5.- Barcelona, el mejor equipo de fútbol del mundo en el siglo XXI: con la llegada de Pep Guardiola consigue el triplete Liga, Copa y Copa de Europa.

Durante los años 1970 continuó el imparable aumento de socios del club: se pasó de los 55.000 a los 80.000. Fueron los años en los que el fútbol español abrió las puertas a los jugadores extranjeros y el club fichó a internacionales como Johan Cruyff, Johan Neeskens, Hugo Sotil, Hansi Krankl y Allan Simonsen.
El equipo de fútbol conquistó en esa década una Liga española, 2 Copas del Rey, 1 Copa de campeones de Ferias y 1 Recopa de Europa. En 1978 llegó a la presidencia Josep Lluís Núñez, que dirigiría el club las siguientes dos décadas.
La Copa de Europa conseguida por el club en 1992.


6.- Cuando Boca se hizo Boca.

Boca-JuniorsEn 1925, el equipo realizó una gira por Europa que resultó un hito en el fútbol argentino. Sus notables resultados le garantizaron una popularidad incontenible. En ese viaje también nacieron su himno y el apodo para su hinchada.
El mural ocupa toda la pared externa de la sala de conferencias de Casa Amarilla.
Tiene los colores inevitables: azul y amarillo. Y exhibe una leyenda que ya se transformó en el último de los apodos de Boca: Rey Mundial de Clubes. Adentro, en ese espacio breve, cada viernes Carlos Bianchi le pone palabras al presente incómodo de su equipo.

7.- Las mejores actuaciones en Moto GP de Daniel Pedrosa.


Inicios.
Su carrera en las motos comenzó en 1996 en el Campeonato de España de minimotos. Ese año quedó segundo en el campeonato, al año siguiente quedó tercero y por fin en 1998 logró ganar el campeonato. Pese a sus buenos resultados en aquella época, Dani empezó a plantearse dejar las motos y empezar a competir en mountain bike debido a la falta de recursos.
En 1999 Pedrosa se presenta a las pruebas de selección de la Movistar Activa Cup. Sólo podían entrar a formar parte del equipo de Alberto Puig los tres primeros, pero gracias a la confianza de éste, Dani fue elegido para correr en el Campeonato de España. Corrió el campeonato quedando en la cuarta posición detrás de Olivé, Jara y Piñeiro. Al año siguiente, Pedrosa es elegido, junto a Joan Olivé y Raúl Jara, para formar parte del equipo de Alberto Puig para el Campeonato de España. En 2000 corrió quedando 4º.

8.- Las sedes de la Copa América 2011.


El 1 de junio de 2010 en Nassau, Bahamas en medio de un congreso extraordinario de la Conmebol el presidente de la AFA, Julio Grondona, ratificó a Argentina como organizadora y confirmó que La Plata, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, San Salvador de Jujuy, San Juan, Salta serán las subsedes de la Copa América 2011; mientras que la final se jugará en la ciudad de Buenos Aires en el Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti de River Plate por cuestiones relacionadas a infraestructura, capacidad y accesos.
Las ocho sedes mencionadas se detallan a continuación. En cursiva, aparecen los estadios nuevos y los estadios que serán renovados.
9.- Las increíbles imágenes de la reapertura del estadio Maracaná.

maracana15El templo del fútbol brasileño abrió sus puertas con la asistencia de la jefa de Estado, Dilma Rousseff, y unos 27500 invitados, los obreros que trabajaron en la reforma y sus familiares.
El estadio Maracaná de Río de Janeiro volvió a abrir sus puertas después de una renovación de más de dos años, con miras al Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Brazilian President Dilma Rousseff, former president
En la reapertura no hubo discursos, pero sí un partido amistoso entre dos equipos de veteranos, liderados por dos de las grandes estrellas del balompié brasileño: Ronaldo y Bebeto.

10.- Maradona, el mejor jugador del siglo: Boca Juniors y su primer Mundial (1981 - 1982)


Entre las diversas actividades que realizó Maradona fuera del campo de juego a lo largo de su vida, se destacan su labor de conductor televisivo, tanto en Italia como en Argentina y su desempeño como vicepresidente de la Comisión de Fútbol del Club Atlético Boca Juniors entre junio de 2005 y agosto de 2006.
Asimismo, fue protagonista de gran cantidad de documentales y películas de ficción.
Su figura ha sido motivo de las más variadas referencias en la cultura popular argentina y napolitana.
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


Atilio García marcò un antes y un después en el futbol uruguayo.

atilio garciaAtilio García es, junto a Labruna, Di Stéfano y Messi, uno de los cuatro argentinos que consiguió marcar más de 300 goles con un mismo club. Casi un desconocido en Argentina, es un prócer para Nacional, adonde llegó por absoluto azar.

El hombre se hizo tribuna. Y también presencia incluso aunque ya no esté. Atilio Ceferino García Pérez, Bigote, es emblema hasta de los que no lo vieron. La gente que frecuentemente concurre al Parque Central de Montevideo para ver a Nacional lo sabe: ubicarse en la tribuna Sur, la que lleva su nombre y su apellido, es un modo de rendirle tributo a aquel goleador que falleció hace cuatro décadas pero que habita los rincones del estadio del barrio La Blanqueada hecho recuerdo, leyenda, mito, añoranza.
Atilio-Garcia-camiseta-Nacional
No es casualidad: su gloria y sus goles al servicio de Los Bolsos merecía, merece y merecerá el homenaje perpetuo. Atilio hacía más goles que nadie en su época de esplendor, los años 30 y 40. Su promedio de gol es una proeza que atraviesa los tiempos: más de un tanto por partido.

Aunque nació en Junín, en agosto de 1914, se transformó con su campaña inverosímil en un montevideano de todos los tiempos. Es curioso: en Buenos Aires su nombre suena a personaje ajeno o lejano. Sirve un ejercicio simple: preguntarle a cualquier futbolero de los que juegan a saber mucho sobre el inmenso Atilio García.

La respuesta es una nueva pregunta: "¿Quién?" Su paso breve por el fútbol argentino de los años 30 (debutó en Mariano Moreno de Junín y luego fue atacante sin grandilocuencia de Platense y de Boca) y su pronta partida a la otra orilla del Río de la Plata en días sin televisación ni Internet lo transformaron con el tiempo en olvido o en una preciosa pieza del mejor de los museos.
atilio garciaygambetta
Su dimensión la cuenta ahora, en esta redacción, el periodista e historiador Oscar Barnade: "Es uno de los cuatro futbolistas argentinos capaces de convertir más de 300 para un mismo club". Los acompañantes del pedestal jerarquizan el logro: Angel Labruna, en River; Alfredo Di Stéfano, en el Real Madrid; y Lionel Messi, en el Barcelona.

El fútbol argentino no pudo disfrutarlo en su mejor versión. El periodista Ismael Canaparo, en el diario La Verdad, de Junín, relata su paso por esta orilla: "Recomendado por su amigo Mario Raúl Pajoni, crack en Platense, aterrizó luego en la entidad Calamar, donde permaneció seis temporadas (1931/36), con escasa fortuna. En ese lapso, jugó 23 partidos y marcó 12 tantos. Sin embargo, como en la reserva del Marrón se cansó de hacer goles, Boca lo contrató para el torneo de 1937.
atilio garcia1
Pero allí tampoco la suerte lo acompañó demasiado. Si bien fue titular pocas veces (siete encuentros, nada más), concretó 6 goles. Por entonces, el centro del ataque xeneize tenía a tres monstruos, como Varallo, Benítez Cáceres y Roberto Cherro. Imposible jugar". De todos modos, lo mejor estaba por venir del otro lado del Río.
 
En Uruguay fue Gardel y todos los guitarristas juntos. La consecuencia resultó inevitable: Atilio es uno de los más grandes referentes de la historia de Nacional. A través del sitio oficial, el club refiere algunas de sus hazañas deportivas. "Es el mayor goleador de la historia de Nacional: anotó 486 goles. Posee el record para una temporada: 52 en 1938. Es el máximo goleador de los clásicos: le convirtió 34 goles a Peñarol.
Goleador absoluto durante ocho años del Campeonato Uruguayo, siete de ellos consecutivos: 1938 (20 goles), 1939 (22), 1940 (18), 1941 (23), 1942 (19), 1943 (18), 1944 (21) y 1946 (21)". En ese camino estelar obtuvo siete títulos. Y algo más grande: el reconocimiento para siempre, el carácter de inobjetable de todas las eras.
nacional-de-uruguay-campeon-uruguayo-1939-atilio-garcia
Cuentan -más el halo de su misterio que los recuerdos de quienes lo vieron- que era una máquina de hacer goles. Un delantero bravo, gran definidor, guapo. En enero de 1938 debutó: bajó del barco e hizo dos goles frente a Chacarita, en un amistoso. En una ocasión, en La Plata, llegó a convertir dos goles de cabeza con la frente lastimada y con un apósito. Su recorrido lo contó el periodista Pedro Uzquiza, en algún espacio de esta redacción, cuando en 1998 se cumplieron 25 años del fallecimiento del delantero imposible: "Con Atilio García, Nacional inició un camino ascendente que culminó con la conquista de cinco títulos consecutivos (desde 1939 a 1943).

En ese llamado Quinquenio de Oro, en 1941 agregó otra hazaña: ganó los 20 partidos que disputó en el campeonato, algo que nunca se repitió. El 14 de diciembre goleó a Peñarol por 6 a 0, la mayor ventaja histórica en un clásico. Tal vez el mayor mérito del juninense haya sido ser el verdugo de Peñarol. En 26 partidos, entre 1938 y 1950, le marcó 34 goles, con la particularidad de que ninguno fue de penal ni de tiro libre". Por eso, ahora en cada clásico de Montevideo, el misterio de Atilio revolotea. Hecho deseo del lado de su Nacional; transformado en fantasma de Peñarol. Volvió a suceder el último fin de semana: en el 3-0 del Manya, algún tricolor pensó que "eso con Atilio no pasaba".

"Es como un paisano viejo, retraído y más bueno que el pan. Apareció como una tromba. Fue como un hondazo disparado a través de la distancia, de su lejano Junín, pampa y cielo, que vino a reventar en medio del corazón del pueblo, que vive, que se agita y que sufre siguiendo los gloriosos colores de Nacional". Este retrato de Bigote -su apodo más famoso- fue publicado en las páginas de La Historia del Club Nacional de Football, en 1950.

En la misma obra se señala un detalle que exhibe la dimensión de García: el club se divide en períodos, antes y después de Atilio (1899-1937 y 1938-1950).

Eduardo Galeano escribió alguna vez sobre el coraje del atacante con el preciso trazo de sus palabras: "Atilio estaba acostumbrado a los hachazos. Le daban con todo, sus piernas eran un mapa de cicatrices". Pero no paraba, Atilio. El único destino que toleraba era el gol.

Su historia también tiene magia. Lo cuentan en las calles de Montevideo como si fuera una verdad de todos los tiempos. La anécdota fundacional brotó de una casualidad. Aunque hacía muchos goles, no tenía pinta ni antecedentes de crack. Era suplente en Boca.

Sobre el final de 1937, García fue ofrecido al presidente de Nacional, Atilio Narancio. El delantero era parte de una lista de saldos y retazos de futbolistas con ganas de cambiar de rumbo. Narancio, sonriente, ofreció una frase que cambió la historia: "Este se llama Atilio, como yo; debe ser bueno". En breve, decidió contratarlo. El azar quiso que tuviera razón. Mejor dicho, que se quedara corto. El tocayo Atilio era un goleador destinado a la gloria perpetua.
atilio garcia2
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:


Aquel Deportivo Milagro que tumbó al gigante, la mayor remontada en la historia de la competencia.

deportivo la corunaEn los cuartos de final de la Champions en 2004, La Coruña dio vuelta el 4-1 que había conseguido en la ida el Milan y aplastó al defensor del título en Riazor. Fue la mayor remontada en la historia de la competencia. Mirá los goles de aquella victoria memorable.

A Javier Iruretagoyena Amiano todos lo conocen como Javier Irureta y los más íntimos lo llaman Jabo. Nació en Irún, País Vasco, pero en Galicia lo quieren como si fuera un vecino de San Vicente de Elviña o de San Pedro de Visma, pequeños y encantadores territorios de La Coruña. El fue y es el entrenador más exitoso de la historia del Deportivo.

Estuvo allí siete años (desde 1998 hasta 2005) y ganó una Liga (la única en 107 años de historia del club), una Copa del Rey y dos Supercopas de España.

Consiguió lo que parecía imposible: borrar la añoranza por aquel SuperDepor de Arsenio Iglesias, que había sido gran protagonista en el primer lustro de los 90. Con Irureta todo parecía posible: durante cinco temporadas consecutivas incluyó a La Coruña en el podio de la Primera División. No sólo eso: también construyó milagros en Europa. Y uno de ellos resultó la más increíble remontada de la historia de la Champions League.
deportivo la coruna Valeron
Aquella conferencia de prensa previa al partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions ante el Milan, en abril de 2004, era presentada -de algún modo- como la antesala de un velorio. Ahí estaba Irureta. Manso, sin apuro, profundo creyente. Decía entonces: "Sabemos que será muy complicado, todo un desafío. Pero en el fútbol los milagros ocurren, cosas que nunca crees que puedan suceder". En el partido de ida, en el Giuseppe Meazza, el Milan había sido una celebración del buen fútbol y había goleado 4-1.

El Depor debía dar vuelta una historia a la que todos le habían escrito un final. Irureta fue también el que hizo una promesa: se comprometió a recorrer el Camino de Santiago si su equipo pasaba de ronda. Les habló a sus jugadores de sus propias capacidades.
deportivo la coruna milan
Los invitó a creer en lo que casi nadie creía. Don Javier -vasco tacticista- esa vez priorizó lo anímico en su charla previa. No quiso agrandar al fantasma rossonero, conducido desde adentro del campo de juego por un impecable Andrea Pirlo. El Milan, que esa temporada obtuvo el Scudetto con dos fechas de anticipación, era el obvio candidato. "Si creemos que podemos, estaremos mucho más cerca de lo que pensamos", dijo Jabo ante los oídos de sus futbolistas, entre los que estaba el argentino Aldo Pedro Duscher.

Los jugadores entendieron el mensaje: tras 45 minutos de vértigos y encantos, el Deportivo ganaba 3-0, un resultado satisfactorio considerando el gol de visitante. El uruguayo Walter Pandiani hizo el primero, a los cinco minutos. Juan Carlos Valerón y Albert Luque, dos de las figuras, ampliaron la ventaja para que el entretiempo fuera una fiesta bajo el cielo de Galicia. Lo increíble se había hecho realidad en un rato breve. Fran González -un histórico que ingresó en el segundo tiempo- convirtió el cuarto. Irureta tenía razón.
deportivo la coruna milan1
Milan era una constelación de estrellas estrelladas por un partido. Ese día jugaron Dida; Cafú, Nesta, Maldini, Pancaro; Gattuso, Pirlo, Seedorf; Kaká; Shevchenko y Tomasson como titulares. Luego ingresaron sin éxito Rui Costa, Serginho e Inzaghi. Nombres de elite, antecedentes de campeón, gloria pasada y por venir. Pero hay momentos en los que el fútbol reivindica sus propios costados mágicos y construye episodios que rozan lo inverosímil. Fue este caso: el campeón (Milan había vencido por penales a Juventus en Old Trafford en la última final) arrodillado ante un rival que por primera vez en su vida de altibajos llegaba a las semifinales de la Copa de Campeones.
 
El diario El Mundo, desde Madrid, contaba el asombro que a toda España le generó esa actuación épica: "Riazor no lo olvidará. El Depor firmó en su casa la mayor fiesta de su historia europea al aplastar al todopoderoso Milan de Berlusconi. El faraónico 4-0 recetado deja en vagas cenizas, en mera anécdota, los 10 minutos malditos de San Siro (4-1). Porque el Depor iluminado del primer acto fue una especie de trituradora, con Valerón de jefe, con los galones y sabiduría propios de quien es un artista único a la hora de inventar fútbol. La apoteosis, la noche más irreal se hizo verbo tras el ejercicio de control del segundo acto". Un rato después del 4-0, otra vez en conferencia, el padre de la victoria recordaba: "Habrá que agradecerle a Santiago. Habrá que caminar". Cuestión de fe.
deportivo la coruna milan2
El 7 de abril sin olvido abrió las puertas de las semifinales. Enfrente estaba una de las revelaciones de Europa por esos días, el Porto de un tal José Mourinho. El equipo portugués no parecía el más duro de los oponentes. Sobre todo considerando que para llegar a esa intancia Irureta y los suyos habían dejado en el camino, entre otros, al PSV Eindhoven, a la Juventus y al defensor del título. En el partido de ida, en el estadio Do Dragão, hubo un empate sin goles que se leyó como el principio de un triunfo y como la mitad de un pasaporte a la final de Gelsenkirchen. En la revancha, en ese Riazor en el que la magia había habitado, un gol de penal de Derlei le dio la victoria y la clasificación al Porto, que tres semanas después se consagraría al vencer 3-0 al Monaco.

La pantalla gigante -por azar o no tanto- le brindó a La Coruña la alegría ausente. One day in Europe (Un día en Europa) se llama la película en la que el milagro continuó. En ese film de 2005 se reproduce una imaginaria final de la máxima competición del Viejo Continente. Y allí, el Deportivo juega el encuentro decisivo frente al Galatasaray. Como si el cine le hubiera dado revancha y merecido lugar en el partido que Galicia había imaginado como propio. Se exhibe aquel encuentro desde cuatro perspectivas diferentes y pertenecientes a cuatro ciudades. Y allí, en ese recorrido que retrata centros y periferias, se observa El Camino de Santiago, ese que alguna vez -casi en simultáneo- caminó Irureta para agradecer el día en el que La Coruña fue el Deportivo Milagro.
deportivo la coruna milan3
 
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog: