El estornudo riega el germen sin consideración para parcela alguna de continente a continente. En medio de esta incertidumbre global, una industria como la del fútbol, que se alimenta del patrocinio y la compra de derechos de explotación comercial, se convierte en un foco de alto riesgo.
'Cuando la liquidez se agota, la primera reacción del directorio ejecutivo de los inversores es suspender los presupuestos de marketing, patrocinio y publicidad'. Equivocada o no, aquí radica el problema para las unidades de negocio del deporte en época de zozobra.
Una realidad que Peter Kenyon, presidente ejecutivo de la marca Chelsea, advierte como un fenómeno de reacomodo del mercado que traerá la disminución fichajes, bonificaciones y salarios.
En efecto, la ruidosa espiración sobre los socios corporativos de la industria del entretenimiento invade el músculo financiero para garantizar, en algunos casos, la continuidad de los contratos, y en otros, la activación de comunicación persuasiva con sus consumidores desde portafolios de alta competencia o tras la imagen de las estrellas del moment.
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