Es uno de los grandes mitos de la historia de Nacional y del fútbol uruguayo. En 1918, cuando sintió que ya no podía jugar, se pegó un balazo en el corazón. Tenía 25 años.
No era metáfora ni exageración. Se trataba de una estricta certeza, de una verdad sin objeciones: Abdón Porte llevaba a Nacional en el alma, en el corazón, en la sangre. Un día, a los 25 años y cuando tenía planificado su casamiento, el mediocampista que ofrecía hasta la piel sintió que ya no era el mismo. Que ya no podía ofrecer lo mejor para su club, para su equipo. Tomó la decisión en silencio: en aquel comienzo de marzo de 1918, abandonó el festejo de su último triunfo en el centro de Montevideo.