Las islas Caimán, con apenas 57.000 habitantes y 264 km² de territorio, son el quinto centro financiero mundial.
También un curioso espacio de poder dentro de la FIFA.
Eso sí, se juega poco: el seleccionado se pasó casi cuatro años sin competir.
"No gaste de más. Visite las islas Caimán al mejor precio", dice el anuncio de una de las tantas agencias que abren las puertas de este paraíso de playas para el turismo y de bancos para evadir impuestos y otras prácticas financieras más oscuras y complejas.
Allí hay hoteles cinco estrellas, playas de ese Caribe de folleto (las de las arenas blancas y el agua turquesa), opciones estupendas para hacer buceo. Pero sobre todo hay otra cosa: una enorme industria financiera. La misma que, ahora, está involucrada en el escándalo de la FIFA. No hay casualidad en el detalle: uno de los 14 principales implicados y acusados es de Caimán (Cayman Islands, su nombre oficial en inglés). Se trata de Jeffrey Webb, presidente durante un extenso período de la Asociación del Fútbol de estas islas y también presidente de la Concacaf.
Las Caimán tienen 57.000 habitantes y una módica superficie de 264 km². Sin embargo, este territorio de ultramar dependiente del Reino Unido (ahora bajo supervisión del Comité de Descolonización, como las Malvinas) es el quinto centro financiero del mundo. Los sectores más importantes son -según dicen ellos mismos, a través de su Autoridad Monetaria, la CIMA- "la banca, la formación de fondos de cobertura y de inversión, la financiación estructurada y la bursatilización, de seguros cautivas, y en general las actividades corporativas".
Cuando usted camina por las Caimán no encuentra canchas de fútbol ni potreros. Nada de eso. Pero sí un banco a cada paso: hay 279, más de uno por kilómetro cuadrado. Sin embargo, acá también se juega al deporte más popular. Pero sobre todo se hacen negocios manchando a la pelota.
Caimán fue uno de los principales beneficiarios del Proyecto Goal de la FIFA, ahora señalado desde la Justicia de los Estados Unidos como un mecanismo de pago de coimas. Esa suerte de beneficencia desde Zurich -en nombre del desarrollo del fútbol en los rincones más inhóspitos- llegó en cinco ocasiones desde 2002 hasta 2014. En total, se entregaron 2.176.000 dólares para concluir la Sede, para un campo de entrenamiento para mayores y otro para juveniles y para mejorar el estadio donde el seleccionado que no juega casi nunca hace de local.
Es prolijo el Complejo Deportivo Truman Bodden, en George Town, la capital donde sucede casi todo. Lleva el nombre de un político local y comprende una piscina de 6 carriles de 25 metros al aire libre, una pista de usos varios, un campo de tenis y otro de básquetbol. El campo de juego que rodea la pista es el que se utiliza para los escasos partidos de fútbol que en Caimán acontecen. Allí caben 3.000 personas sentadas. Pero nadie recuerda cuándo fue la última vez que se llenó para gritar un gol.
La Asociación de Fútbol de Caimán nació en 1966, pero recién se afilió a la Concacaf en 1988. Tres años más tarde disputó su primer encuentro: le ganó 2-1 a otra dependencia del Reino Unido, las Islas Vírgenes Británicas. A la temporada siguiente se afilió a la FIFA. Más allá de su casi nula tradición, Caimán tuvo a su propio Maradona: se llama Lee Ramoon, en enero cumplió 50 años, es el máximo anotador de la ecueta historia del seleccionado que se viste de rojo o de azul según las circunstancias. Este delantero, quien también es el futbolista con más partidos en el equipo nacional, en 2004 ganó la Orden de Mérito de la FIFA. La misma que alguna vez recibieron Franz Beckenbauer, Pelé y Di Stéfano. Sólo después de Ramoon, en Zurich se acordaron que también merecían el reconocimiento Paolo Maldini y Johan Cruyff. En cualquier caso, Webb ya se había dado el gusto de homenajear a su futbolista preferido.
Es el mismo Webb que está acusado de pedir y recibir sobornos por varios millones de dólares de las empresas de marketing deportivo que adquirieron y revendieron los derechos de televisación, comercialización y patrocinio de los torneos de la Concacaf. Webb, quien era observado como un potencial sucesor de Joseph Blatter, lucha ahora contra la extradición desde Zurich, donde se encuentra detenido.
En las Caimán del influyente Webb, los partidos oficiales suceden muy de vez en cuando. En la primera división de la Liga local participan apenas ocho equipos. No hay mucho para elegir, claro. A nivel de selecciones, participa en las Eliminatorias de la Copa del Mundo desde Francia 1998. Para Brasil 2014, gracias al ranking, accedió directamente a la segunda fase y en su grupo sacó apenas un punto (1-1 ante República Dominicana) de 18 posibles. Desde aquel empate en noviembre de 2011 hasta el último marzo, el seleccionado jamás disputó un encuentro. Desistió de participar de la Copa del Caribe, cayó hasta el puesto 205 entre 209 equipos nacionales y reapareció recién en las vigentes Eliminatorias para Rusia 2018: empató los dos partidos ante Belice -otro paraíso de las trampas financieras- y se quedó afuera por la regla del gol de visitante. Ya tiene la renovada certeza de siempre: no irá al Mundial.
Parece mentira o realismo mágico, pero de las islas Caimán podría haber sido el próximo presidente de la multinacional del fútbol. Un tal Webb, el Messi de las finanzas y de los negocios difíciles de explicar.
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